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    Vicente Luna Hernández

    Cuantos conflictos vecinales hay por la falta de respeto en la convivencia diaria, cuantas discusiones vecinales e incluso tragedias que se pudieron evitar si hubiese existido respeto entre las personas, caminas por las calles y se respira un aire de inseguridad, esa inseguridad en la que de manera directa o indirecta la mayoría contribuye, la sociedad está enojada parece con la vida, hay un sector de la sociedad que se alimenta del egoísmo, la ambición desmedida, de un resentimiento ante agravios que no ha podido ni ha querido olvidar, un sector de la sociedad que ambiciona más cosas materiales sin importar como obtenerlas, de hombres y mujeres que destruyen vidas ajenas e incluso la propia, sin importar el dolor causado, incluso del dolor causado a su propio entorno familiar y social, existe una convivencia social lastimada ávida de que la característica esencial y de sobrevivencia sea el respeto, así de sencillo y tan difícil de llevar a cabo ¿por qué ?

    Inculcar esa responsabilidad debe ser de los padres y las madres en primer lugar, el entorno familiar es clave y todas y todos deben asumir esa tarea, padres y madres son el primer filtro de la conducta social de los hijos pero también es responsabilidad imprescindible ser ejemplo de una conducta civilizada como parte de una sociedad, enseñanzas tan útiles pero tan olvidadas el día de hoy: respetar a los abuelos, ayudarles en la limpieza de sus casas, acompañarlas al mandado, leerles la noticias, charlas con ellos, acompañarlos a sus citas médicas, esas abuelas y abuelos que se deben tratar como mañana quieran ser tratados, tan simple que suena y tan minimizados en los hechos.

    La tecnología debe ser utilizada para ser mejores personas, de nada sirve tener miles de likes sino se tiene con quien compartir un helado o patear un balón, ¿De que sirve presumir los viajes y paseos sino tienes con salir a trotar alrededor de tu casa?, ¿De qué sirve que presuntamente te acepten miles de seguidores sino te aceptas tú mismo?, ¿De qué sirve que cada hijo tuyo tenga su tableta o celular sino los tienes a la hora de los juegos de mesa?, ¿De qué sirve que tus hijos te digan a diario por mensajes que te adoran sino te dan un beso por la mañanas y te escuchan con atención?, el respeto y las buenas costumbres inician en casa y termina en la convivencia social diaria.

    Mi padre me decía: “no te pido que me quieras, respétame mejor”, esa máxima debe ser la que guie nuestro actuar, eso pienso yo, los sentimientos son una elección libre que tiene cada quien y de elegir con quien, pero respetar en el sentido estricto de las palabras es parte de la sobrevivencia como sociedad ante tanta violencia que se pasea de manera impune en nuestro país.

    Hay quienes piensan que todo es culpa del gobierno, de un gobierno que quiere imponer sus doctrinas y creencias, se debe tomar las que se consideren ser las mejores para vivir en una sociedad civilizada, ni chairos ni fifís, sino seres humanos que más allá de las diferencias políticas, debe existir un respeto mutuo, de la violencia verbal a la violencia física solo hay un suspiro ¿porque es tan difícil respetar el derecho ajeno? Hay que rescatar lo mejor de esa generación que aunque no coincidiera con los dichos de los padres, había un respeto absoluto y los padres tenían la última palabra, procurar al padre al llegar del trabajo a casa era tarea de los hijos, la chancla y el cinturón eran los correctores más eficaces que correr a Google, hacer los quehaceres de la casa dependían de los hijos no de alguien ajeno al entorno familiar, cada integrante de la familia tenía su tarea asignada y se cumplían sin chistar ¿ Cuándo los hijos tomaron el control?

    P.D.- Con el ánimo que las buenas costumbres germinen en tierra fértil…Escribiré otro día.