Bernardo Gutiérrez Parra
Desde el Café
Dice la voz popular que Fidel Herrera escogió como su sucesor a Javier Duarte por dócil, obediente y fiel a carta cabal lo cual es verdad. Pero el nativo de Nopaltepec incurrió en la pifia que incurren los presidentes y algunos gobernadores (cuando les dan oportunidad de elegir a su sucesor) de querer alargar su mandato mediante interpósitas personas y ese fue su error.
Duarte le fue dócil, obediente y fiel prácticamente hasta el último día de su sexenio, pero una vez ungido gobernador simplemente lo mandó al diablo.
Ese deseo de perpetuarse a través de otros lo han padecido casi todos los presidentes de México, pero a todos les ha ido como en feria. Quizá la única excepción fue Plutarco Elías Calles que tuvo como sucesores a tres peleles a los que mangoneó como quiso, pero cuando nombró a Lázaro Cárdenas (también por dócil y obediente), éste lo despachó al exilio.
Lo anterior lo comento porque leí por ahí que la naturaleza de López Obrador está ligada al poder (cierto) y querrá perpetuarse mediante terceros (muy cierto). De ahí que no solo elegirá su sucesor o sucesora, sino que pondrá a incondicionales en gubernaturas, senadurías, diputaciones, etc. Igual que lo hicieron sus antecesores, pero eso no quiere decir nada.
Cuando Cárdenas llegó a la presidencia no sólo gobernadores, senadores, diputados y alcaldes le debían el puesto a Calles, sino hasta los comisariados ejidales. Y con todos barrió el michoacano.
¿Qué le hace creer a López Obrador que con él las cosas serán diferentes? ¿Qué le hace pensar que seguirá siendo dueño del país después del 2024?
Su infinita soberbia.
Para él no hay nadie más que Claudia Sheinbaum en su horizonte porque es su hechura. “Claudia es una funcionaria honesta, honorable, digna y trabajadora” ha dicho en público más de una ocasión. Y en privado ha sostenido que es una mujer con probada fidelidad y lealtad.
Pero en política estas virtudes no existen. Basta que se mire en los espejos de Miguel Alemán, Díaz Ordaz, Echeverría y Carlos Salinas, para que se dé cuenta que sus sucesores les fueron infieles y desleales apenas se terciaron la banda presidencial, es decir, en sus narices.
Andrés Manuel tiene a tres candidatos que le han jurado obediencia fidelidad y abnegación absolutas, pero no le han dicho hasta cuándo.
Marcelo Ebrard mandará bien lejos la “continuidad” de la 4T y puede que lo meta a la cárcel lo que aplaudirá al menos la mitad del país. Adán Augusto López es tan amigo y hermano de Andrés Manuel como lo fueron Echeverría y López Portillo en su juventud y hasta el momento preciso en que con un abrazo, Echeverría le deseó buen gobierno. Después, todos sabemos cómo terminaron.
¿Y Claudia?
Claudia Sheinbaum piensa como Andrés Manuel, actúa como Andrés Manuel, habla como Andrés Manuel y hasta repite las sandeces de Andrés Manuel. De ser una brillante militante de izquierda con pensamiento e ideas propias, se ha convertido en una patética marioneta que el tabasqueño manipula a su antojo. Si llega a la presidencia ¿aceptará el humillante papel que le tocó representar a Pascual Ortiz Rubio?
Quiero pensar que no, pero Andrés Manuel piensa que sí… igual que sus antecesores. Y a ver si no se lleva el chasco de su vida.
Si el país aguantó un Porfiriato y un Maximato, no está en condiciones de soportar un Amlomato y eso lo debe medir muy bien Claudia. Claro, si resulta candidata y ocurre el milagro de que triunfe en los comicios del 2024.
Hacen callar a Ramírez Zepeta
Este martes el presidente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, se levantó con la espada desenvainada y dijo que la alianza Va por México, conformada por el PAN, PRD y PRI, es un fallido salvavidas para quienes militan en esos partidos. “De una vez les digo que no les va a alcanzar porque Morena tiene el amor y la credibilidad de la mayoría de los ciudadanos”.
Ah caray, ¿amor y credibilidad de los ciudadanos? Ora pues.
Pero no tuvo que esperar por la respuesta.
Desde Boca del Río, el líder estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín (el apellido Ramírez en ambos es mera coincidencia), dijo que más que hablar de lo que hacen otras fuerzas políticas y criticar a la alianza Va por México, Ramírez Zepeta debe responder sobre temas candentes cuyos protagonistas son miembros de Morena.
“Lo que es importante y debe aclarar el dirigente del partido en el poder, es lo que está pasando en el municipio de Sayula que gobiernan ellos, por la violencia constante, y por la reciente detención de su regidor al salir del Congreso del Estado. Además, que hable de la selección de candidatos a ediles de Morena y de sus trayectorias, porque hasta el gobernador de Veracruz se ha referido al tema”, afirmó.
Sobre las críticas a la alianza Va por México, Marlon dijo que “es irrisorio que hasta eso les incomode, que hagamos alianzas, les debería de incomodar la falta de resultados que tiene este país. Tenemos una alianza, ellos tienen otra, curiosamente hablan de corrupción y se reúnen con personajes que antaño militaban en otros partidos incluido el PRI, eso denota profunda ignorancia”.
¿Le reviró Ramírez Zepeta? No, guardó silencio e hizo bien.
De político a político, Marlon le lleva un mundo de ventaja al bisoño Esteban, que hasta ahorita no le ha ganado ni un round al priista jarocho.
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