Luis Bustos
EnEstaHora
Los Estados Unidos Mexicanos, República Mexicana o simplemente México para su conformación como un todo, como un país y la forma de organizar su representatividad gubernamental y reconocimiento ante el mundo, está regida por los siguientes mandamientos de nuestra Constitución General de la República:
“Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.”
“Artículo 49. El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.”
Partiendo de estos mandatos, lo primero que debemos de entender es que los Titulares de cada uno de los tres poderes se encuentran en el mismo nivel jerárquico y que, de ninguna manera, uno puede estar por encima del otro, por lo que se requiere de la concordia y el respeto para su sana convivencia por el bien de la República representativa, democrática, laica y federal, que conforman todos los Estados libres y soberanos, así como la Ciudad de México.
En ese orden de ideas, lo que ayer observamos durante la ceremonia del 106 Aniversario de nuestra Constitución Política es un despropósito, ya que, para empezar, los Titulares de los Poderes Legislativo y Judicial, de manera atenta y cordial, esperaban al Titular del Ejecutivo en la puerta del recinto oficial, con la finalidad de que ingresaran juntos quienes ostentan la Representación legal de los Poderes de la unión.
Sin embargo, el Ejecutivo apenas y los saludo, para seguir su camino al interior del recinto, sin tener cortesía alguna para sus pares.
Posteriormente, observamos que los ubicaron hasta la orilla de la mesa del presídium, rodeando al Ejecutivo de sus colaboradores o empleados más cercanos (secretarios de despacho y demás funcionarios del gabinete legal y ampliado).
Todo esto de manera indebida, generando una falta de respeto, no únicamente a los Titulares de dos de los tres Poderes de la Unión, sino a la misma conformación del estado mexicano que, como señala el artículo 49, el Supremo Poder de la Federación se constituye con los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, no solo con el Ejecutivo y sus colaboradores; así sean los militares y marinos, que ellos, igualmente, por mandato constitucional, son subordinados del Ejecutivo y, en consecuencia, del Estado Mexicano.
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