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    Julio Vallejo

    La línea delgada entre mi opinión y la tuya


    ¡Nunca me he sentido mejor!

    En este primer puente tan cortó que nos da el gobierno para descansar, no quedo de otra más que hacerlo, aunque lamentablemente lo único que me hizo fue agotarme más. ¡Queironía!

    Me vomito la cama de tanto estar encima de ella.

    Solo me bastaron cuatro cuadras para pedir y reclamarle al mundo que vuelva; resulta ser, que después de estar acostado dos días y medio era tiempo de caminar para aceitar las piernas, muy pocas veces volteo a ver el cielo por las mañanas dando gracias al creador, en ese preciso instante veo que un tordo llevaba en su pico una colilla de cigarros. ¡órale!

    por un segundo pensé que todavía seguía dormido.

    Además; no le tomé importancia y más en este mundo donde impera el hombre apresurado.

    Al dar unos pasos; observe como un par de palomas mensajeras se cortejaban una a la otra sin ser día del amor y la amistad. Que ironía, mientras el ser humano espera esa fecha tan especial para demostrar el amor en detalles, estos dos tortolitos aprovechan el instante sin importar la fecha.

    Seguí caminado

    Ay el amor, que bonito es el amor; ¡Achingaos¡ un perro callejero cubriéndose del coronavirus; este lleva un cubre bocas en el chipo mientras va deambulando por las calles, por otro lado los humanos piensan que ya se acabó la pandemia. Lo bueno que ahí queda demostrado que el perro es el mejor amigo del hombre y hay que protegerlo y cuidarlo como si fueran nuestros hijos.

    ¡Es correcto!

    Después de caminar una cuadra, el sol radiante se hacía sentir en la piel y se dejaba escurrir por la frente, sin pensarlo más, me senté en un escalón donde habitaba la sombra, hablando de sombra que ironía, uno buscándola y otros destrozándola, resulta ser que estaban limpiando un terreno para venderlo, a estos, no les importo quitar un par de árboles que les estorbaban porque según ya estaban viejos.

    Hacia dónde vamos como sociedad.

    Hace tiempo se apreciaba el estilo colonial y barroco de las casas, ahora veo los hogares de mi alrededor con un estilo muy peculiar; cuentan con sistemas de alarma, alambre de púas, protecciones en las puertas y ventanas, por si fuera poco, un sistema de vigilancia de cámaras como si fuera una prisión domiciliaria; que ironía, ahora vivimos encerrados, y los delincuentes andan libres robando por las calles mientras la policía, platica como parejotas que son.

    Hablando de parejas, anteriormente era muy peculiar ver caminar por las calles tomados de las manos a los hijos con sus padres, hoy en día; cada uno va caminando juntos, padre e hijo, sí, pero distantes, ya que cada quien va observando su propio celular; que ironía

    mientras acercas a uno alejas a otros.

    Estas son algunas ironías de la vida, donde después de caminar un par de cuadras ya me cansé y quiero regresar a la cama, cuánto tiempo más tardaremos en darnos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor, ni porque tenemos siempre el reloj en nuestras manos

    somos libres de parar el tiempo.

    O peor aún, mientras el tiempo se apodera de mí y se refleja en mi piel, yo no tengo

    espacio ni para mí.  ¿Tú qué opinas?