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    Julio Vallejo
    La línea delgada entre mi opinión y la tuya

    Un militar del Estado Mayor custodiaba al presidente Felipe Calderón, mientras que un servidor, se encontraba tomándole un par de fotografías para el periódico; en lo que caminábamos, sólo se escuchaba click, click, click, sonido característico de mi cámara, mientras que por atrás de mi espalda se sentía constantemente la intensidad del tono del golpe, plop, plop, plop, y una voz que decía ¡camina, abre paso!, esa voz grave era del militar.

    Ya traía los riñones todos mallugados de entre golpe y golpe que me daba el militar.

    Como era de esperarse; no es indio el que no se venga. Recuerdo dos o tres veces, haberle dicho: ¡hey, me duele!, nunca hizo caso, la verdad esperé el momento más adecuado para desquitarme, y sí, llegó ese momento; calculé el instante, me di la media vuelta, le pisé la bota brillante hasta que en mi suela quedó la grasa de aquella ilustrísima piel. ¡Oh no!, por poco se cae de espaldas, para que esta acción no sucediera, estiré el brazo, lo agarré y casi lo seduzco frente a mí logrando que se pusiera nuevamente de pie.

    En ese único instante, cambió el uniforme verde por el blanco, con un gesto de ¡gracias!, y seguimos caminando. Al terminar la gira se despidió diciéndome: ¡Te desquitaste cabron luego te veo!.

    Caminando en una cuerda floja.

    El Ejército Mexicano debe de usar estrategias que le ofrezcan alivio y no dañen su imagen; para mí, el ejército debe de ser respetado, en ningún momento queremos ver que se enfrente la sociedad con ellos, ya que somos una misma Nación.

    Cuando la sociedad utiliza un lenguaje hiriente.

    Desde hace un tiempo, los adolescentes, experimentan sus emociones con más y más intensidad. Es lamentable y aberrante ver imágenes con mayor recurrencia en las noticias y redes sociales; donde, adolescentes con ayuda de su madre y padre agreden a un elemento de seguridad; el colmo, en contextos donde se ve involucrada la delincuencia organizada.

    Hay grupos delincuenciales que utilizan a la sociedad, para enfrentar y reagrupar a los militares, mientras ellos se introducen para lastimar a un elemento o para que no entren al lugar donde tienen sus sembradíos o sus laboratorios.

    Los soldados están de manos atadas, porque sus protocolos son muy estrictos; sin embargo, se pueden cansar, y más porque en algunas ocasiones las órdenes son que se dejen golpear.

    La gente no entiende que mientras el personal de seguridad tenga un arma, podría dispararse mientras lo agreden. No quiero imaginarme lo que pasaría si se le escapa una ráfaga de tiros mientras esto sucede.

    No queremos que ocurra una masacre; pero tampoco la provoquemos.

    Igualmente hay que tener mucha responsabilidad a la hora de compartir y opinar sobre estos temas, porque hay mucha gente que critica a la autoridad, pero realmente desconocemos qué fue lo que pasó o qué interés tenga el medio donde se publique. Ojo, no defiendo a los soldados tampoco, pero no generalizo a toda una institución por el mal actuar de algunos elementos.

    Los encargados de darnos seguridad también tienen familia y los esperan en casa, así que cuando tu hijo nade como pato, haga como pato; pues no te hagas pato; papá o mamá. Por último; después de un par de años vi a ese militar y me saludo muy bien, yo de igual forma, así que sonreímos juntos acordándonos de aquel momento. Tú qué opinas.