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    Julio Vallejo
    La línea delgada entre mi opinión y la tuya

    El trabajo arduo siempre tiene recompensas. Pero…

    A quién de ustedes han mandado de viaje con viáticos pagados a trabajar y termina como gallina poniendo.

    Hace un par de lustros llegó una orden de trabajo a la cual se tenía que ir a Mesa de Cacahuatenco, un centro ceremonial del año más o menos 900 D.C en el periodo precolombino habitado al parecer por los Totonacas o Xapanecas.

    Este mágico lugar está en la punta de un cerro del municipio de Ixhuatlán de Madero; un lugar lleno de historia, cultura, arte y tradición.

    Solo con el hecho de estar ahí, respiras lo que pasó en aquel mágico lugar, pareciera que los dioses te incitan a restaurar cada piedra que ahí queda y en cada paso que das por el pasto, se dejan subir las pisadas de aquellos seres vivientes que habitaban ese terreno.

    Una majestuosa región, en la cual con la ayuda de los rayos del sol te deja abrir la puerta de aquel maravilloso lugar, dejando ver algunos vestigios de lo que fue una iglesia justo enfrente una cancha de juegos y con tan solo dar unos pasos encuentras una cisterna de agua cristalina rodeada de piedras volcánicas adornadas con vegetación, se rumora que ahí se bañaban solamente los dioses.

    ¡Me encantó! Para llegar ahí, tuvimos que caminar, caminar y subirnos a un burro para no seguir caminando.

    Sin embargo, cuando conversas con un contador, tal parece que le quita la magia aquel lugar; resulta ser que me iban a descontar lo de los viáticos, supuestamente por que no cuadraban las cuentas; según la calculadora les estaba robando su dinero.

    Cuando hablé con el tesorero muy enérgicamente me dijo, que él personalmente había llamado por teléfono para saber el costo de cada cosa. A lo que le cuestione ¡también la renta del “burro”!

    Yo no sé si con esta pregunta le habré arruinado el surco intrapariental donde se ubica el lóbulo frontal o su Neurona espejo. Pero el muy delicado blanco rabbit solo exclamó: ¡Por qué te dormiste en el suelo, si te dimos para la habitación!

    ¡Señor! usted sabe dónde está exactamente el lugar o ha estado allá. ¡No verdad!, mire lo veo en su rostro. Simplemente lo que supuestamente a usted le falta de dinero, es lo que yo puse para regresarme.

    A qué viene todo este alegato si es que así se le pudiera llamar así. Pues bueno, me cuestioné cuando vi pasar a un secretario de despacho; de esos que se dedican a promocionar Veracruz, dejando en claro que no es el único, y se le aplaude; pero, lo que no se aplaude, es el gasto excesivo en los viáticos, los cuales son dinero del pueblo.

    Si tomamos en cuenta, que el secretario no requiere de terceras personas para su protección, ya que estamos en un estado seguro, para que hacer el gasto innecesario de viáticos; como refacciones de la camioneta, gasolina, peajes, comidas y sueldos por mencionar solo algunos gastos.

    Estamos en una era de transformación y austeridad; no lo evidencio yo, así lo dice el Presidente de la República.

    Mientras más larga se convierte una conversación, más clara salen las cuentas; es decir, hay que empezar a transformar de una manera radical la gobernanza, donde el cambio conductual empiece por los jefes o secretarios de despacho y no como siempre fregando a los que menos tienen.

    Pareciera ser que cada día el discurso de primero los pobres se oye muy muy lejano, como si fuera un eco donde sólo lo replica el pueblo hasta que se pierde en el limbo de la jerarquía, porque en la realidad sólo se ve el gasto innecesario como lo antes expuesto. O tú qué opinas. ¿Crees que si ellos pagaran los viáticos andarían con sus secuaces para todos lados?