Miguel Ángel Gómez Ruiz
Contrapunto
Un sujeto lleno de ira, se alegró debido a que un empresario del norte del país está a punto de cerrar su empresa y dejará sin empleo a cerca de 400 empleados. “Qué bueno, para que entienda que los mexicanos ya no nos dejamos” expresó iracundo.
La realidad es muy distinta. El hombre ya no puede más contra los extorsionadores. Uno de ellos entró hasta su oficina y lo amenazó, delante de otros empleados que se paralizaron de miedo.
Pidió ayuda a las autoridades pero nadie acudió. Además, el cobro de impuestos pasó de ser una obligación a casi una extorsión. Encima, varios de sus empleados, con varios años de trabajar, exigieron vacaciones de 14 días, aumentos de salario, prestaciones, menos trabajo y así, realmente, poco o nada pudo hacer.
El detalle es que cerrará sus puertas y liquidará, conforme a la ley, a todo su personal. La fábrica y bodegas, se cerrarán para siempre y él se irá con su familia. No sabemos si a un lugar mejor, pero lo que es cierto es que se le obliga a irse por el hecho de que no puede ceder ante un grupo de inadaptados que sólo quieren ganar dinero sin trabajar.
Y eso es algo que se ha vuelto cotidiano. Un gran sector del “pueblo bueno” ya no quiere hacer nada. No quiere trabajar y muchos, sólo quieren estirar la mano a ver qué les dan. Así ha pasado en muchos lugares del país.
Y encima, la inseguridad que le ha tocado a muchos. Asaltos a fábricas y negocios. Extorsiones. Accidentes poco comunes y provocados. Renuncias de personas que ya no quieren trabajar pues se sienten explotadas y en fin, pocos son los que quieren sobresalir.
El trabajo y el salario van de la mano para todos. En muchos casos, es cierto, ha habido por décadas, explotación laboral, pero también se crearon instituciones para combatir esas acciones.
En otros lados, muchos patrones contratan a personas capacitadas y se logra un buen entendimiento. Hay trabajo y hay buenos salarios. En otros casos, no son salarios tan malos, pero mucha gente quiere más y más y los bajos estudios limitan a muchos.
Algo es cierto, un gran sector de la población no avanzó académicamente y desea salarios buenos, pero a la hora de la hora, no hay esa respuesta que requiere el patrón. Un trabajador preparado, por mucho, ganará un mejor salario que otro que no avanzó en sus estudios, esa es una realidad, pero siempre hay mecanismos para avanzar, pues la preparación es continua y muchos tienen acceso.
Lamentablemente, en el gobierno actual la preparación es lo de menos. Por eso vemos como director de Pemex a un ingeniero agrónomo; a un diputado morenista que es coordinador de su bancada que no obtuvo un título y a muchos más que se dicen expertos en algo pero que están muy lejos de dar resultados.
Y yo pongo un ejemplo más claro y es con los jóvenes, incluso niños.
Hay un plan para dotarles de dinero que rara vez utilizan para reforzar sus estudios. Les dan dinero a niños de primaria en la Ciudad de México, por ejemplo, dinero que muchos ni siquiera alcanzar a ver pues sus padres intervienen. En el caso de secundaria y bachillerato en varias partes del país el dinero no se les da a todos pues jamás alcanzaría ese recurso y en redes sociales hemos visto casos de jóvenes que utilizan ese recurso, aunque sea repartido cada tres o cuatro meses, para comprar cigarros y licor.
Peor aún, a todos se les da el mismo recurso. Es decir, a los estudiosos y a los que no tienen tanta suerte o talento, lo cual no es justo por ningún lado que se le vea.
Las becas, como originalmente ocurrió en un inicio, deben ser para los mejores estudiantes. Aquellos que tengan 9 y 10 en sus boletas de calificaciones, pues eso los hace más competitivos y mejor preparados.
Para no ser injustos, a los estudiantes que tengan calificaciones de 6, 7 y 8 se les puede otorgar un recurso menor, con la condición de que si mejoran sus calificaciones a 9 y 10 se les igualará como a los mejores.
Algo es cierto, en el caso de las becas a estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato, los promedios se vinieron abajo, es decir, ya no hubo el mismo interés de los jóvenes por estudiar si con poco esfuerzo, reciben lo mismo que un estudiante con mejor nivel académico.
No es ese el país que queremos. No sólo requerimos de buenos ingenieros, abogados, doctores, contadores o administradores. También requerimos mejores personas, mejores obreros, mejores secretarias y por supuesto, mejores estudiantes y con ello evitaremos que al país se lo lleve la chingada, como está ocurriendo ahora.
PD Pasó la Semana Santa con su Domingo de Resurrección. Todavía hay quienes ignoran el significado de la misma, pero algo debemos entender y es que Jesucristo vino y murió por nosotros. No, él no fue un político ni buscó el bien para sí mismo. Jamás engañó a los pobres o vivió de ellos. Por el contrario, vivió para ellos. Jamás se excedió en nada, es decir, no hizo más milagros de los debidos ni mucho menos se autonombró rey de nada. Simplemente y llanamente amó a todo aquél que se cruzaba en su camino y le seguía para hacer el bien a los demás. La muerte de Jesucristo tuvo un significado muy especial y su resurrección es la clara muestra no sólo de que venció a la muerte, sino que hoy, todavía hoy, nos ofrece algo mejor y es una vida eterna.