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    Julio Vallejo

    La línea delgada entre mi opinión y la tuya


    Historia reciente de nuestra inhumanidad en México en materia de SALUD: Jaqueline es una niña de tan sólo 15 años; no cuenta con sus padres y pareciera verse que el destino aún juega con ella de una manera muy desconsoladora y cruel; tras una operación del corazón, su problema no acabaría ahí, pues hace unos días tuvo complicaciones de parto, ¡sí, leíste bien!

    Salud y vida primeras preocupaciones.

    En un cruel giro del destino, nos deja escuchar y ver con los ojos del amor; pero pareciera que para un taxista descerebrado que bajó en medio de la carretera a una niña con problemas de parto, me queda más claro que no sabe qué es el amor al prójimo. Qué cruzaría por su mente, quién sabe pero; ¿habrá pensado quién le pagaría la carrera o que se metería en un problema? Solo él lo sabe.

    Dime si lo has oído antes.

    ¿Qué quieren decir los datos y qué no? Como es sabido en los hospitales de la región y de la nación, siempre están las camas llenas y con doctores deshumanizados, quienes a la par de los  medicamentos siempre están en desabasto.

    Al subirse al taxi Jaqueline acompañada de Leonorilda, angustiadas por el acontecimiento llenas de sudor, nervios, dolor y lágrimas que se escurrían por un par de kilómetros donde no se podía olvidar el ansioso contacto visual de la cabeza del bebé, no les quedo de otra que orillarse, salir a las prisas del taxi y poner una sábana color blanca, en ese paraje desolador, donde sólo el sol brillante sería su único consuelo ante la helada atención de los médicos de aquel par de nosocomios, a los que ella acudió con anterioridad y no le hicieron caso.

    Cuando sientas que el cordón envuelve tu cuello; sólo respira hondo; que una mano santa te salvará. 

    Leonorilda, sin ser médica ni partera, no dudo ni un segundo en atender a la niña y a su bebé; quién este último, jugando su cordón umbilical como si fuera un rosario se lo enredaría en su cuello, a lo que esta noble mujer sin haber hecho el juramento de Hipócrates, no dudó en salvar a este par de vidas.

    “No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos”.

    Tener absoluto respeto por la vida humana desde el instante de la concepción. Es algo que dice el juramento de Hipócrates cuando un doctor se recibe, se supone que sabe que constituye una invocación a Dios o aquello que considere su fuero moral.

    Pero no sólo los médicos, enfermeras y doctores tienen esta responsabilidad, también la asumen los servidores públicos de la nación en materia de salud.

    Si no mal recuerdo tendríamos un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca”.

    En nombre del progreso. Las propuestas de recontratar a más de 10 mil médicos jubilados, más los 500 médicos cubanos que se unirían a los 600 médicos que atenderían la pandemia; pareciera que no generan una buen atención en los nosocomios de la nación.

    Será que los mexicanos nos dejaremos llevar por el confort de su equilibrada disposición en materia de salud. La base de la ética médica global también se ha olvidado que más allá de sobre cual código se juramente, lo fundamental es que los médicos no se mercantilicen.

    El cirujano René Gerónimo Favaloro llegó a construir sus propias herramientas de madera, el cirujano siempre recalcó “no pensar con el bolsillo, sino con el corazón” pareciera ser que algunos doctores, médicos, enfermeros y especialistas se les olvida que también son humanos.

    Será que el Juramento Hipocrático vale… como también a los servidores públicos.  Quien por cierto, esperemos que cuando el secretario de salud del Estado de Veracruz vuelva a comparecer esté bien; y no sólo venga a sacudirse las narices por un resfriado y pidiendo comprensión. O tú qué opinas.