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    Miguel Ángel Gómez Ruiz

    Contrapunto

    Resulta inquietante la forma en cómo actúa el presidente López Obrador cuando las cosas no le resultan. Y es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le propinó un nuevo revés al no avalar que la Guardia Nacional forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

    Había dudas sobre que eso pasara el día de ayer, sobre todo por la visita que realizó al edificio de la SCJN el secretario de Gobernación, Adán Augusto Lópéz. Sin embargo, pese a sus amagos y que plasmó ante los ministros el plan del presidente, éstos le propinaron un nuevo revés al gobierno federal.

    Y es que era lógico, pues ya se había advertido que la pretensión del gobierno federal violentaba el artículo 21 de la Constitución del país, por ello, la Corte determinó que era inconstitucional el decreto que transfería el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Sedena, tras argumentarse que la corporación había surgido con un carácter civil.

    Nadie evitará que haya coordinación entre la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano. De hecho, el algunos operativos que se realizan –por ejemplo- en las regiones de Michoacán y Guerrero, estados gobernados por Morena en los que prevalece la violencia, han actuado juntos.

    Del mismo modo, hemos visto que en algunos pueblos, la misma población protege a los narcos –ya lo habíamos advertido- y hasta obligan a los soldados y a los elementos de la Guardia Nacional a que los liberen. Así, de humillación en humillación.

    Por eso esta mañana, el presidente López Obrador estaba de pésimo humor cuando comenzó su mañanera, al leer –con problemas- un discurso en donde reprochó a los ministros que votaran a favor de las cúpulas, de los conservadores y de los ricos, para dejar indefenso al pueblo.

    La realidad es que nadie quedó indefenso. Únicamente se determinó que la Guardia Nacional sea un órgano civil y que dependa de la Secretaría de Seguridad Pública. No tendrá menos elementos, ni ganarán menos, simplemente serán un organismo civil.

    Hasta ahora, el presidente sigue sin entender que no es lo correcto emitir declaraciones que polaricen el ambiente, ni mucho menos poner a los ministros contra la población, pues ellos hacen su trabajo y su deber es proteger la Constitución y con ello, proteger a todos, sin embargo, el presidente insiste en sus sueños guajiros que todos los conservadores quieren quitarle el país.

    No en balde, luego de emitir su discurso incendiario, reaccionó y por lo menos en sus palabras admitió la decisión y dijo que sería Rosa Icela, titular de la SSP la que se encargaría de todo.

    Y aun así, volvió a violar la Constitución al hablar sobre que el 1 de septiembre de 2024, cuando se tenga mayoría calificada, volverá a proponer que la Guardia Nacional forma parte del Ejército, sin siquiera imaginar si ganará su consentida –Claudia Sheinbaum- o bien, ganará algún hombre o mujer de la oposición.

    Lo cierto es que el presidente sigue proponiendo cosas que en ocasiones parecen estar fuera de lugar. Tenemos el caso del Instituto Nacional Electoral en donde condenó al extitular Lorenzo Córdova que –según él- ganaba miles de pesos y no ha emitido comentario alguno sobre la sucesora, Guadalupe Taddei, que ganará lo mismo, porque eso sí, el sueldo no piensa bajárselo por ningún motivo.

    O inclusive, en el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) ya le han explicado –hasta con manzanas- que no se gasta excesivamente, pero el presidente no quiere ceder ni mucho menos impulsar la elección de nuevos consejeros y todo porque se le pidió que muestre su tesis con la que se tituló tras estudiar 14 años en la UNAM.

    Lo más triste de los casos mencionados es que pareciera que los diputados y senadores de la 4T no parecen servir a México ni a los mexicanos, sino que están a la disposición del presidente. No hay cosa que el presidente proponga, aunque sea un disparate, que sus correligionarios estén dispuestos a aceptar y votar.

    Por ejemplo, en el caso de la SCJN, hubo tres ministros que votaron a favor del tema de la Guardia Nacional. Fueron el ministro Saldívar que se ha vuelto un voluntario promotor de Morena; además de Loretta Ortiz que fue impulsada por AMLO para llegar al máximo tribunal del país y por supuesto, no podía faltar Yasmín Esquivel que, por lo menos hasta ahora, no ha podido avalar que haya escrito su tesis y que se haya titulado legalmente tras cursar la carrera de Derecho en la UNAM. En fin.

    PD Mientras tanto, la violencia sigue, en San Cristóbal de las Casas mataron a un líder artesano los del Cártel Jalisco Nueva Generación y también hay violencia en el resto del país, sin que haya resultados positivos. Para quien tenga dudas sobre al actuar de la Guardia Nacional, cada que hay balaceras en Chiapas, acuartelan a sus elementos. Claro, allí dentro ayudan, no estorbando.

    Y el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, viaja por el mundo con su familia y achichincles en aviones militares, hospedándose en hoteles de lujo y gastando dinero a manos llenas sin que nadie le ponga freno. Le preguntaron sobre esto al presidente y éste apenas respondió: ¿Y qué, cuál es el problema?