Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde A Janela
“Ya solo restan un año, cinco meses y nueve días para que se vaya a … su rancho”
En la entrega anterior platicábamos acerca del pavor que la transparencia causa en el actual presidente de México, lo cual no es para menos, debido a que si a gobiernos anteriores (que eran más cuidadosos que el actual en la observancia de las normas para la rendición de cuentas y por esa razón, elaboraban esquemas más complejos para burlarlas) les causó un sinfín de problemas y desprestigios, con mayor razón el gobierno actual cree sentirse aliviado con paralizar de una manera burda y cínica al INAI, debido a que no hay recato alguno en la disposición de los fondos públicos ni en muchas otras áreas de la administración pública.
Ejemplo de lo anterior es el que, por sistema, no se hagan licitaciones para contratar servicios o para adquirir bienes por parte de las diversas ramas de la administración pública y, es que, una licitación no es más que un concurso que se realiza con la finalidad de buscar entre otras cosas, los mejores precios; sin embargo, en lugar de ello se prefiere llevar a cabo las contrataciones por adjudicación directa, lo cual se trata de una designación hecha a voluntad y obviamente, los amigos del poder resultan ser los beneficiarios.
Y así, hay casos como aquel de los tiempos pandémicos en el que se compraron a sobreprecio ventiladores al hijo de Manuel Bartlett, el de las piedras que se compran en Cuba para la construcción del famoso “Tren Maya” o el de los contratos otorgados por Pemex a la empresa patrona de la nuera del presidente, en los que privan los intereses de las amistades o de los familiares de quienes tienen el poder.
Mas, la búsqueda de la opacidad informativa en la actual administración no para ahí, ya que, para evitar cualquier indagación por medio de las instituciones, han llegado a inmiscuir a otro monstruo de mil cabezas experto en ocultar información, el cual es el ejército y así tratar de clasificar como información de seguridad nacional, cosas que para nada lo son, como la administración del aeropuerto Felipe Ángeles o el costo del ya mencionado Tren Maya.
Sin embargo, y pese a todos esos esfuerzos, la información fluye y así, tenemos que el monstruo que no rinde cuentas y al que nadie se las pide, en realidad es una coladera por la cual hasta los viajes del general que le gusta vestir como árbol de navidad salen a la luz; cosa que, debo confesar, no se me hizo nada extraño, ya que, si a Crescencio le gusta vestir como general bananero en los desfiles, es obvio que le gusta viajar con las pompas que amerita su encargo, lo malo es que lo hace con dinero público y si no es por las filtraciones, nadie se hubiera dado cuenta.
Y ya que hablamos del general, mal cálculo está haciendo López Obrador al confiar tanto en él y en su institución, porque con esos viajecitos se burló de toda la austeridad republicana y lo que es peor, desde ahora ya no le tiene respeto, y tan no se lo tiene, que lo desmintió públicamente cuando presumió los laboratorios de fentanilo que el ejército eliminó, cuando el presidente acaba de decir que en este país no se produce tal sustancia.
Nunca entendió López Obrador que a los mandos del ejército solo les importa su propia impunidad y nada más, el caso más claro fue el del general Cienfuegos, quien fue acusado en E.U. exactamente de la misma y forma que García Luna y de la misma manera el presidente festejó su detención, más en menos de lo que canta un gallo tuvo que recular en su discurso y pedirle a Trump el favor de que lo mandaran de regreso a México, en donde inmediatamente quedó impune.
Y así como las filtraciones, también los medios de comunicación nacionales y extranjeros seguirán indagando sobre la información que el gobierno pretende ocultar y así mismo seguirán saliendo a la luz escándalos perpetrados por los que ahora están en el poder, y con mayor razón ahora que está por comenzar el periodo electoral para renovar la presidencia de la república, las cámaras y una muy buena cantidad de poderes locales.
Y eso sin hablar de los Estados Unidos, quienes olímpicamente se burlaron de López cuando ante sus reclamos dijeron que iban a retirar de México a sus agentes de inteligencia, pero que siguieron trabajando en el país como si nada y a los únicos que les retiraron la información obtenida fue a las fuerzas armadas mexicanas; tan es así, que acaban de revelar detalles operativos y de acusar a los del Sinaloa en el tráfico de Fentanilo, provocando una más de las rabietas acostumbradas del presidente.
Así que el presidente al hacer inoperante al INAI o al inmiscuir al ejército, con tal de clasificar la información sobre su administración, únicamente complica el flujo de dicha información pública, mas no la detiene y así que, a pesar de sus denodados esfuerzos en favor de la opacidad, debe seguir temiendo y mucho.
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Twitter: @FelipeFBasilio