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    Xalapa
    Ante las imposiciones que pretende realizar Marlon Ramírez Marín en la dirigencia estatal del PRI, más de 200 priistas veracruzanos -en su mayoría ex dirigentes de partido y ex diputados locales y federales-, enviaron una carta a Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional de este partido, demandando que el proceso de renovación de la dirigencia sea apegado a derecho y no sólo un cambio de nombre

    Anticipando el término del periodo del actual Comité Directivo Estatal, programado para mayo próximo, los priistas exigieron que el grupúsculo que mantiene secuestrado al partido saque las manos de proceso de renovación para concretarlo como una fuerza opositora real en el 2024.

    La carta expone que ante el fin de la actual Dirigencia Estatal, el PRI debe tomar acciones inmediatas para asegurar su fuerza en Veracruz, y mostrar una “cara renovada hacia la ciudadanía” para subsecuentes elecciones estatales.

    Con 224 firmas conformadas por ex presidentes del Comité de Dirigencia Estatal, ex diputados locales y federales, ex presidentes municipales y otros militantes del PRI en Veracruz, el documento busca que el cambio de dirigencia sea una oportunidad de restructuración para el partido, logrando un auténtico relanzamiento del priismo en el estado.

    “Los resultados electorales de las últimas elecciones en el Estado obligan a replantear de fondo las acciones que viene realizando el Partido en el estado. Es apremiante afinar una estrategia que permita recuperar nuestra interlocución interna y mostrar una cara renovada hacia la ciudadanía, si queremos ser una fuerza seria y competitiva que aporte a la Alianza opositora en el 2024,” se lee en la carta.

    Por lo tanto, la carta exhorta a Alejandro Moreno a fomentar la colaboración dentro del partido, afirmando que únicamente a través de la “unidad, inclusión y participación de todas las voces del PRI,” se fortalecerá su influencia política, aportará mayor confianza y evitará posible fragmentación intrapartidaria.

    Además, la carta urgió que exista un apego a las reglas y tiempos de la renovación de la dirigencia estatal, así como exigir que el proceso no sea tan sólo un “cambio de nombres,” sino una oportunidad para enaltecer la legitimidad y la fuerza del PRI en el estado de Veracruz.