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    Miguel Ángel Gómez Ruiz

    Contrapunto

    Cada que el presidente López Obrador encabeza una mañanera, en varios estados del país ese ejercicio se repite, pues están obligados sus gobernadores a reafirmar todos los puntos que se hablen en ese ejercicio matutino que ha venido a menos.

    Por ejemplo, en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y en Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, repiten punto por punto lo tratado en las mañaneras y hasta adoptan los términos que utiliza su jefe para criticar a los que les critican. Inclusive, lanzando –muchas veces- discursos incendiarios, polarizando el ambiente.

    Más aún, ellos han dejado su trabajo de lado, pues están concentrados en el proceso electoral del año que viene, no en balde Claudia Sheinbaum abandona la capital del país desde el sábado y se va de gira a los estados morenistas en donde aún, no logra ser captada por la población, salvo por sus “besa pies” que ya la colocan hasta de presidente.

    Por su parte, Cuitláhuac García, más limitado en conocimientos, copia en todo a López Obrador y muchas veces lo hace mal, pues su falta de sapiencia lo pone en situaciones de las que no se recupera tan fácilmente.

    Y a pesar de eso, su oficina es un centro de organización de elecciones, pues cuentan que todos los días se ven encuestas, se paga a promotores del voto, se instruye a secretarios y a empleados que se hable de Morena hasta el cansancio y ya hasta se anotó para que en diciembre le concedan licencia pues planea irse a trabajar al lado de Claudia Sheinbaum.

    Violencia e ignorancia

    Tras el mazazo que le propinó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al presidente López Obrador al echar abajo –por inconstitucional- el plan “B” electoral, el propio mandatario inició una campaña de odio en contra de los ministros de la Corte. Ello incluía a su protegido, Arturo Zaldívar, pues éste consideró que Morena no siguió los pasos adecuados para presentar una iniciativa que no se discutió en comisiones y que fue aprobada por simple mayoriteo morenista con sus aliados incondicionales, el PT y el Verde Ecologista, dos partidos moleros que podrían vivir sus últimos tiempos.

    Ofendido, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez amenazó con manifestarse en la Suprema Corte de Justicia pues considera que los ministros tratan de frenar la transformación del país. Nadie –y eso es dramático- le dijo al mandatario que los ministros hicieron lo correcto y que se ajustaron a lo que dice la ley.

    Pues bien, este sábado 20 de mayo, Cuitláhuac García, sus funcionarios, diputados locales y muchos empleados del gobierno –y que fueron obligados a acompañarles- se manifestaron afuera del edificio de la Suprema Corte.

    Tomaron las calles. Exhibieron ataúdes. Agredieron a reporteros. Lanzaron consignas y amenazas contra la presidente de la Corte, Norma Piña y se comportaron tal y como lo hizo Cuitláhuac García Jiménez cuando fue parte del PRD, violentos y dispuestos a todo.

    Qué bueno que no contemplaron, ni el gobernador, ni nadie más de los golpistas, que el sábado no hay labores en la Suprema Corte, pues si no, quizá habría habido más violencia.

    Lo peor del caso, independientemente del ridículo, es que el gobernador de Veracruz se preocupa por su jefe, el presidente López Obrador, pero no por su estado.

    Veracruz está sumido en la violencia. Grupos delictivos controlan zonas muy amplias de norte a sur. Hay enfrentamientos casi todos los días. Las mujeres son violentadas en su casa, trabajos y la misma calle. Los feminicidios aumentan. De 2022 a la fecha, van 438 desaparecidos y de esos casi nadie ha vuelto a casa. Las extorsiones van en aumento y se ve mal que el propio gobierno recurra, como siempre, al argumento de que todo lo que se hace es para el pueblo.

    El gobernador ha sido incapaz de dar respuesta a las demandas de la población. Ha privilegiado a contratistas morenistas en lugar de apoyar a los veracruzanos. Casi no hay obras y día a día en los medios sólo aparecen protestas del mandatario. Su mediocre equipo de funcionarios no da resultados y por ello, Veracruz sigue siendo el cuarto estado más pobre del país, sólo superado por Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

    Cuitláhuac García no parece preocupado, el lunes seguramente se hablará bien de él en la mañanera, pero sus acciones podrían provocar una tragedia y olvida que su inacción en la entidad ha provocado muchas muertes. Su policía estatal es un horror y la Guardia Nacional, bueno, ya sabemos que allí nada se hace bien.

    Pero si en algo debe tener más cuidado, es en no forzar a los empleados a ir a manifestaciones que no tienen sentido. No es culpa de los trabajadores del Poder Judicial, ni del Legislativo, ni de la Secretaría de Gobierno u otra oficina que al presidente ni a sus gobernadores no les guste respetar la Constitución.

    Y peor aún, la protesta fue un ridículo completo. En sábado y sin que nadie de la SCJN les atendiera. Peor aún, las calles aledañas repletas de papeles, envases, caca y orines. Un show de bajo nivel.

    Por cierto, Cuitláhuac García andaba desde el viernes, en eventos de Delfina Gómez, en día hábil y sin solicitar la anuencia de la Legislatura Veracruzana.