Destacado

    ¡Estoy frustrada y enojada! El cortisol está haciendo sus efectos no agradables ni benéficos en mi cuerpo. ¡Lo sé! Trato de calmarme y realizar algunas de las estrategias que he aprendido para no dejarme vencer emocionalmente.


    Si me ves en la calle, mi apariencia no expresa una condición de enfermedad y en muchas ocasiones me lo han dicho: “Te ves bien”.
    Al inicio no me gustaba porque pensaba que no eran empáticos conmigo, pero ahora sé que buscan animarme y que soy reflejo del esmero que he procurado en mí al cuidar la alimentación, hábitos, nuevas amistades, grupos de apoyo y acudir a diferentes terapias alternativas que fortalecen mi tratamiento.
    Sin embargo, el motivo de la frustración no es el cáncer, que de la mama se pasea ahora por los pulmones… sinceramente no ha sido nada fácil, pero es algo con lo que he aprendido a vivir.
    El motivo realmente son las incongruencias de la indicación que no podía seguir laborando con la frase “Malo para la vida, malo para la función”, generándose una baja por invalidez en la labor que desempeñé como docente en una escuela primaria de la Secretaria de Educación de Veracruz, y por otra parte, no me dan el documento que requiero para poder hacer efectivo el seguro de vida Institucional consistente en que no estoy apta para trabajar; un seguro que durante años, en las Asambleas sindicales, escuché que teníamos derecho los trabajadores de la educación.
    A partir de esta situación, alguien me mencionó el rumor de que hubo personas y médicos que hicieron fraude con este tema y por eso hubo cambios entre los convenios del IMSS e IPE… pero de esto ¿qué tengo que ver? ¡No pedí estar enferma, ni dejar de laborar!, me asusté horrible cuando al salir de una de las consultas y leer la nota médica con un pronóstico de vida de 18 meses (el que he superado por que me he aferrado a la vida). Y en este proceso, también lo ha padecido mi familia y amistades cercanas. No comprendo, si no estaba apta para continuar trabajando, entonces me pregunto el que no me permitan el derecho de tener acceso a esta prestación. En la aseguradora me piden y piden estudios, se les he entregado, y dentro de unos meses se cumple el periodo, entonces, ya me avisaron que perderé ese derecho de no entregar lo que la GNP solicita ¿Quién se quedará con esta prestación? Para mí esta prestación representa contar con los recursos para acudir a médicos, terapias y apoyos que me ayuden a recuperarme y ¡claro tener la tranquilidad de tener con qué disfrutar el “sólo por hoy” y “un día a la vez”!
    A mí sí me agradaba mi labor docente, esperaba el día que cumpliera los 30 años de servicio y asistir al majestuoso homenaje donde se reconoce la trayectoria educativa y otorgan la medalla respectiva. Ni siquiera tuve el derecho a alcanzar la pensión completa, pues tuve que retirarme antes. Por cierto, para tener acceso al IMSS como pensionada, me piden que me dé de baja como beneficiaria mi esposo (quien me aseguró antes de tener yo empleo, hace 37 años), cuando acudimos que me diera de baja y me permitieran acceder al IMSS como pensionada, el requisito fue: acta de defunción o acta de divorcio. La decisión que tomé fue continuar recibiendo la atención como esposa. En plena etapa de tratamientos, sólo me centré en la salud, pero aquí otro tema que me genera frustración: de momento no se interrumpió el tratamiento, pero quienes conocen de esto, saben, que, si afecta respecto a seguir con el tratamiento especializado de oncología, no son los mismos derechos ser beneficiaria que el titular. Mi nombre es Maru Arcos, lo dejé al final, porque esto que me está sucediendo a mí, es posible que también le acontece a otra persona, desafortunadamente no creo ser la única. Agradezco al haber leído este escrito.