Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde a Janela
“Ya solo restan un año, dos meses y diecisiete días para que se vaya a … su rancho”
El caos es quien verdaderamente gobierna en México y el mismo es tan grande que en ninguna historia apocalíptica, incluido el libro bíblico que origina el nombre, se puede hallar un nivel de descomposición como en el que se encuentra la tan llevada y traída soberanía nacional.
Y es que, todos los días nos encontramos con una noticia en la que el Estado ha sido literalmente apabullado por el crimen organizado, y lo que es peor, sin dar una sola respuesta.
Así, tenemos que un día un grupo delictivo reúne unas hordas que toman el palacio de gobierno de Guerrero en Chilpancingo, ciudad en la que su alcaldesa se reunió una vez con el líder de ese grupo y quien luego, le reclamó al más puro estilo de las mafias mexicanas, con cadáveres incluidos, el no haberse vuelto a reunir con él y para que no quedara duda alguna, exhibió imágenes y videos de la primera reunión.
Bien, volviendo a las hordas, en su camino se encontraron con la Guardia Nacional y con la policía estatal, y deberíamos de decir que resultaron encapsulados y reducidos, ya que es lo que ocurre en cualquier parte del mundo en situaciones similares; ¡Pues no!, los primeros huyeron del lugar y los segundos fueron tomados como rehenes y la señora que tiene el título de gobernadora, pero que no gobierna nada, simplemente rindió la plaza y accedió a los deseos de los criminales.
Por las mismas fechas, en Chiapas hubo otra toma de rehenes, en Toluca incendiaron la central de abastos y calcinaron a casi una decena de personas, en Jalisco condujeron a la policía ministerial y sus peritos a un campo minado, ¡Sí, como en la guerra!, del cual no salieron vivos.
Mientras tanto, en Colima balearon un tribunal en el que murieron casi todos los que estaban en una audiencia y obligaron a que un tribunal federal dejara de sesionar de manera presencial; la alcaldesa de Tijuana se vio obligada a irse a vivir a un campo militar, porque teme hacerlo en otro lado.
En Zacatecas el gobierno es inexistente fuera de su capital, Tamaulipas con el cambio de gobierno que tuvo, fue entregada al crimen de nuevo y Quintana Roo vive una situación similar; y si todo eso no es suficiente, hoy en día es imposible detenerse por cualquier motivo incluso en las autopistas principales del país, porque el riesgo de ser asaltado, secuestrado o asesinado es muy alto.
En fin, son tantos los incidentes de excesiva violencia relacionada con el crimen organizado, que muy seguramente, no enumeré todos los que han acontecido y que al igual que los mencionados, se encuentran en la impunidad total.
Y mientras tanto, tenemos que el presidente, quien a la vez es el comandante supremo de las fuerzas armadas y máximo responsable de la seguridad en el país, se encuentra obsesionado hasta el delirio con una senadora que mostró su aspiración para sucederlo en el cargo.
Y mientras el país se sume en una espiral de violencia nunca antes vista, el primer mandatario ocupa todo su tiempo en hablar de Xóchitl Gálvez.
Y así, mientras los policías y peritos de Jalisco vuelan por los aires, el presidente dice que Xóchitl parece vendedora de tamales en su bicicleta; y cuando Guerrero sucumbe ante las hordas de los criminales, para el presidente es más importante fantasear con un complot de varones que designaron, ¿A quién creen?, a Xóchitl Gálvez para arruinarle la vida; e igual sucede, cuando secuestran a trabajadores chiapanecos inocentes, pues el presidente tiene cosas más importantes que hacer como buscar, hasta por debajo de las piedras, si Xóchitl Gálvez ,¿Quién más?, tiene alguna empresa irregular.
¡Ya basta!, ¡Presidente ubíquese!, Usted fue electo para gobernar y no para ser censor o propagandista de Xóchitl Gálvez, y parte fundamental de gobernar es combatir la inseguridad e imponer la fuerza del Estado sobre las fuerzas del crimen organizado; así que, al menos por el tiempo que viene al inicio de esta columna, ¡Póngase a trabajar en lo que son sus responsabilidades!
La elección es negocio de los ciudadanos, los candidatos, los partidos políticos y las autoridades electorales; la seguridad nacional lo es del presidente de la república.
Así que como dice el dicho: “cada chango en su mecate”
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Twitter: @FelipeFBasilio