Destacado

     

    Elena Córdova Molina
     Veracruz profundo

    Pocas veces uno escribe con sentimientos encontrados y cierta molestia. Y lo más triste es que veo que mucha gente dejó pasar las desafortunadas declaraciones de la titular del Instituto Nacional de la Mujer (Inmujeres), Nadine Gasman, dichas durante la clausura del Encuentro Nacional de Mujeres Electas por Acciones Afirmativas, ahí, la citada funcionaria declaró: “Por favor no me lo tomen a mal, porque voy a decir una cosa que es políticamente incorrecto, pero dividamos lo que es la política, aunque no nos gusta, de la violencia política contra las mujeres por razón de género, que es algo terrible, muy frecuente y que tenemos que denunciar y afortunadamente tenemos cada vez más sostén” y continuo en el mismo sentido: “Pero hay una parte de la política que no es violencia, que es que la política- híjole y me están grabando- es pinche y pues así es, no, y hagamos esa división para no banalizar, no victimizarnos y fortalecernos. De verás, dejar los casos de violencia a lo que son violencia, porque hay que entrarle a la política, porque hay que hacer bien el trabajo, porque hay que aguantar a veces vara, igual que aguantan los compañeros, y diferenciar lo que es violencia de lo que es queremos cambiar la forma de hacer política para todos y todas”.

    En ese sentido, comentaré según mi experiencia en actividades, eventos electorales y como candidata en el activismo y proselitismo. Pues a mi parecer, aquí, en estos terrenos de la “política de tierra”, como dicen, se puede palpar mejor la idea que se tiene por parte de la gente hacia la participación de las mujeres en este ámbito electoral. Ahora imagínense que en mis primeros años en la política, alguien me hubiera dicho tienes que “aguantar vara” porque “la política es pinche”, simplemente no estaría aquí. Más grave aún es que yo les diga a las decenas de mujeres jóvenes que me encuentro en el camino y me preguntan de mis experiencias y de cómo me va en la política. Cómo me vería diciéndoles estás desafortunadas palabras, a las que inician con todo el entusiasmo y ganas de colaborar, aportar y servir a sus comunidades. Al contrario, les digo con mucha seriedad que el camino no es fácil y que se necesita realmente una pasión por la actividad política, lo demandante que es y las cosas que encontrarán en el camino. También me sería imposible definir lo que la titular de Inmujeres considera que no es violencia política en razón de género, desde su perspectiva. La agresión tiene mil rostros por más que se le minimice y que ella diga que no es violencia. ¡Qué barbaridad! Y todavía nos dice que hay que “aguantar vara”. Vaya declaraciones de quien debería rechazar cualquier insinuación que nos afecte en lo profesional, laboral y sobre todo a nuestra integridad y dignidad como personas, como mujeres. Hoy más que nunca, pensamos en dignificar la política, darle un sentido más elevado, donde las mujeres seamos más protagonistas y aportemos nuestra capacidad y experiencia, y estas palabras nos remontan al pasado, a la vieja política de la cual tanto se ha luchado.  Ahora, más perverso aún sería que la funcionaria pública trate de matizar las declaraciones del presidente López Obrador en cuanto a lo que ha dicho dicho contra la senadora Xóchilt Gálvez, y muchas mujeres públicas más, que falta de decoro de su parte. Como mujer, me atrevo a darle el beneficio de la duda. Aunque no concuerde con ella en nada de lo declarado.  

    Es necesario decirlo. Ahora que hay mayor participación femenina en la política. Las cosas se han vuelto más complejas. Hay mayor competencia entre nosotras con lo que ella implica. Las candidaturas por cuota y limitación por ley, en el terreno de las postulaciones nos enfrenta en una franca competencia. Ahora no solo tenemos que prepararnos mucho más, apostar y generar nuestras circunstancias, a jugarnos con todo en nuestra carrera política. Son dos frentes, hombres y mujeres. Pero hay una salvedad. A los que nos apasiona la política de servicio, de lealtades, de equipo, la política pinche no nos asusta, al contrario. Y afortunadamente la lucha histórica de las mujeres ha logrado que “aguantar vara” no sea una opción.