Enrique Yasser Pompeyo
Mesa de Redacción
Minimizar los hechos delincuenciales en la zona norte o en cualquier otro punto del estado de Veracruz en nada ayuda a mejorar la situación que cada día se recrudece.
Negar la existencia y presencia de grupos delictivos en el territorio estatal tampoco tranquiliza a la gente, no les da certidumbre ni mucho menos paz.
La población vive el terror de las bandas que, al parecer, han hecho suyas diferentes zonas de la entidad.
El gobierno que encabeza Cuitláhuac García Jiménez insiste en mantenerse dentro de su burbuja. Dentro de esta, no pasa nada.
El mandatario se niega a ver y a escuchar lo que padecen los ciudadanos de manera cotidiana.
Ante la aparición de mensajes amenazantes, sólo se limita a decir que “no dialoga con narcomantas” para salirse por la tangente.
La seguridad es un clamor de todos los sectores, pero la administración estatal no ha podido o no ha querido actuar de manera contundente contra los criminales.
La gente lleva cinco años esperando que el gobierno del cambio actúe de manera real para combatir a las bandas delincuenciales y no haya simulaciones.
Así, a un año de que concluya el gobierno morenista que encabeza Cuitláhuac García Jiménez, los hechos sangrientos y la inseguridad continúan y no se observa que puedan ser frenados por la administración de la autodenominada cuarta transformación.
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