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    Julio Vallejo

    La línea delgada entre mi opinión y la tuya

    «Todas las pasiones son buenas cuando uno es dueño de ellas y todas son malas cuando nos esclavizan»

    Rousseau

    ¿Hasta dónde puede llegar el ser humano cuando lo invade la pasión o el fanatismo por algo?

    Como cualquier domingo futbolero, a la hora de ponerse los tacos de fútbol fuera de la cancha, lo primero que resalta son los comentarios de cómo quedaron los equipos de primera división y más cuando se tratan de clásicos como lo es Chivas VS América.

    Si bien el equipo más odiado es el América ¿será cierto?

    Una tarde cualquiera se encontraba “el Chapingo” viendo el clásico por televisión, esa caja negra llena de volumen y comerciales que a su vez anunciaba la pérdida del equipo de “Las Chivas”. 

    Después de ese resultado, la información no quedaría registrada en su mente, sino tatuada por mucho tiempo. Lo increíble de este asunto es que literalmente dejaba ver lágrimas de dolor recorriendo su rostro hasta dejarle un semblante desfigurado lleno de pasión por un equipo de fútbol.

    Hay temas en la vida que no se pueden tocar, más cuando te encuentras personas apasionadas a los temas como religión, política y fútbol. En estos últimos días, pareciera que acompañado de este siglo, no solo esos tópicos están en debate en la mesa, sino todo lo que comentas. Pareciera que todos se volvieron apasionados a un tema en específico lo cual impide una mayor comunicación entre la sociedad o, una comunicación donde más allá de un debate de ideas, se convierta en una discusión por quién tiene la razón.

    Los tipos de fanatismos son varios: científico, moral, ético, económico, jurídico y fanatismo a la red.

    Una de las ventajas del fanatismo es que se encierran en su propio mundo y una desventaja es que un fanático pudiera causar problemas por sus creencias, hasta llegar a graves desastres mundiales.

    El fanatismo religioso es uno que más controversia genera. Otro ejemplo es, por mínimo que pareciera, imponer su vestimenta dejando atrás la forma libre de vivir tu propia vida en libertad. Sin duda alguna también nos hemos topado con el fanatismo político, aquel que divide tus ideas si eres de derecha o de izquierda dependiendo de tu ideología política. Pero regresemos al fanatismo deportivo, donde se ciegan por defender los resultados y cada jugada polémica, causando irritación y violencia en algunos casos por defender un resultado. Sin ninguna duda, el fanatismo puede desarrollar un sistema para la imposición de ideas y creencias.

    Las pasiones mueven al mundo y, en consecuencia, a los seres humanos. Dinero, poder, sexo, venganza, odio y otras más nobles como el amor, dictan nuestros destinos. Sin pretender caer en un concepto (bastantes hay en tratados filosóficos), tener una pasión no basta. Hay que tomar acción respecto a ella, de lo contrario, solo se quedaría como una simple aspiración que vemos desde la comodidad de nuestra confort.

    “El Chapingo” debería dejar flotar un par de preguntas por el aire de su cerebro: ¿cómo te afecta tú pasión? ¿Hasta dónde puedes llegar por tu pasión? Quizás por eso, después de este par de preguntas en el aire, estaría bien hacer  una reflexión sobre cuál es tu pasión y en qué te afecta o en que te ayuda en tu vida diaria.

    Jason Silva, conductor del programa de televisión Brain Games, de éxito mundial, nominado al Emmy, transmitido en el canal National Geographic en más de 171 países, apunta que debemos de partir de una simple pregunta:

    ¿Qué curiosidad tienes? No importa el tema, ya que todo cuestionamiento deriva en una actividad neurológica. Al igual que “el Chapingo” siente y vibra cuando ve el partido de fútbol por televisión, la curiosidad te hace sentir vivo y conectado con algo que tiene significado para tu vida. Sin embargo, hay que estar alerta ya que la pasión puede llevarte a una obsesión.

    Cualquier sujeto pudiera utilizarte para manipularte, hasta llegar al punto donde estés de acuerdo con sus propias ideas, perturbando tu mente, la obsesión trata de una perturbación anímica producida por una idea, hasta cambiarte de ideología.

    Jean Jacques Rousseau fue uno de los filósofos y escritores más destacados de la llustración. “Todas las pasiones son buenas cuando uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan”, es una de sus citas más célebres. 

    Mientras el marcador indica que las Chivas del Guadalajara pierden el clásico de clásicos, “el Chapingo” no sabe aún si es preso de su pasión o sus lágrimas son una simple demostración de un corazón libre movido por una camiseta rojiblanca.