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    Felipe de Jesús Fernández Basilio
    Desde a Janela

    “Ya solo restan un año y ocho días para que se vaya a … su rancho”

    Realmente causan gracia quienes desde el gobierno se dedican un día sí y otro también a escudriñar la vida privada de Xóchitl Gálvez, y lo que aún es más gracioso es que encuentran minucias y las magnifican como si fueran los peores delitos que una persona pueda cometer.


    Y es que es lógico el que se encuentren errores en la vida tanto de Xóchitl Gálvez como en la de cualquier otro mortal, ya que es parte de la naturaleza humana el ser imperfecto; la cosa ya cambia cuando esos esos errores resultan graves, no hay actitud alguna para enmendarlos o se trata por todos los medios de entorpecer las investigaciones de la autoridad competente para acreditar su existencia y para establecer la responsabilidad del infractor.
    Veamos como un ejemplo de lo anterior el último “chismecito” que salió de la transformación que no fue, el caso del supuesto plagio en el trabajo que Gálvez realizó para obtener el grado de licenciatura en la ingeniería que cursó en la UNAM y con el cual, además de tratar de manchar a la candidata opositora, quieren normalizar y exculpar a la ministra pirata que es esposa de uno de los principales contratistas de López Obrador.
    Para empezar, tenemos que dilucidar cómo fue que Xóchitl Gálvez quiso obtener la licenciatura, y digo quiso, porque las universidades desde hace muchos años ofrecen muchas modalidades, a parte de la tesis, para que sus pasantes puedan obtener el grado profesional.
    Siendo el caso que nos ocupa un informe práctico la modalidad escogida por la sustentante para obtener su título profesional, y este punto es importante destacar, porque el informe práctico es casi todo lo contrario a una tesis; ya que esta última es cien por ciento teórica, ya que consiste en demostrar mediante la consulta de fuentes especializadas y razonamientos lógicos una propuesta o hipótesis que se hace sobre un determinado tema; mientras que el informe práctico, demuestra con hechos lo que se propone, es decir, lo importante es lo realizado materialmente y la utilidad que puede tener.
    Conociendo la diferencia entre ambos métodos de titulación, fácil será darnos cuenta que si hubo algún error en citar fuentes en poco afecta el resultado del trabajo, ya que la hipótesis se sustentó con el trabajo material realizado y si hay algún error en las citas teóricas, con subsanarlas basta, ya que el espíritu del trabajo no se tocó para nada.
    Caso contrario es cuando en una tesis, se copia, o como coloquialmente se dice “se fusila”, el setenta o más por ciento del trabajo; ya que en ese caso sí surge la duda de hasta si pertenece al sustentante la misma hipótesis a demostrar, lo cual sí compromete el trabajo completo.
    Esa es la diferencia entre el caso de Xóchitl y el de la ministra pirata que no solo fue deshonesta para obtener su título profesional, sino que también para el de su posgrado.
    Pero lo más significativo de este sainete elaborado por la gente de la transformación que no fue, no es el posible error en sí mismo, y digo posible, porque la autoridad universitaria apenas va a iniciar su trabajo y determinará si el supuesto fallo es real o no.
    Lo más significativo de todo esto es la actitud asumida por Xóchitl Gálvez frente a las faltas que pudiera haber cometido en su trabajo, ya que dijo que, si la autoridad universitaria determina que sí hubo faltas metodológicas que invaliden su trabajo, sin problema ni lloriqueo alguno, lo vuelve a hacer para obtener de nueva cuenta su título.
    Es decir, frente a la falla, la enmienda y en esto es en donde uno como elector puede ver a un potencial buen gobernante, ya que el aceptar errores y corregirlos sin molestarse, resulta una cualidad indispensable en quien va a dirigir algo y más a un país como México que ha sido gobernado por la soberbia de quienes se prefieren primero muertos a reconocer un error cometido por ellos.
    Y así vemos que la candidata oficial cuando es cuestionada sobre las investigaciones sobre las muertes ocurridas en el metro durante su gestión, se limita a responder que no sabe nada, que ya no es la jefe de gobierno; el presidente que sabe perfectamente que los abrazos y no balazos fueron un rotundo fracaso que entregó amplias zonas del país al crimen organizado, seguirá aplicando ese fallido método hasta el último día de su sexenio.
    Y no puedo terminar este texto sin referirme a la ministra pirata, quien en lugar de dejar que la autoridad universitaria revise su trabajo de titulación y llegue a la conclusión a la que tenga que llegar; por todos los medios (testigos comprados o intimidados, juicios legales e ilegales como lo fue el civil del fuero común en un asunto administrativo federal, notarios pagados, tráfico de influencias, etc.) ha tratado no solo de defenderse, sino de evitar que la universidad pueda hacer su trabajo de investigar el presunto plagio.
    En fin, el año que entra se enfrentarán en las urnas dos modelos opuestos: el de la enmienda y el de la soberbia, ¿Cuál de ellos prefieren?
    felfebas@gmail.com
    Twitter: @FelipeFBasilio