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    Mar de León
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    Existen días en los que amanecemos con un humor terrible. Y no sólo nosotros sino todos los demás parecen estar alterados también.
    ¿Habrá una razón?


    Esta pregunta me recuerda un experimento que consiste en poner en un frasco a hormigas negras y rojas. Al principio todo está bien y se comportan de manera normal.
    Si alguien agita el frasco, las hormigas reaccionan de manera violenta, es decir, comienzan a ver como amenazas a las hormigas que no son de su mismo color y las rojas matan a las negras y viceversa.
    Esos días en los que amanecemos con ese mal humor, me dan la impresión de que estamos en un frasco que alguien está agitando y nos hace identificarnos con las hormigas.
    Nuestra reacción en situaciones estresantes o desafiantes puede ser impulsiva y destructiva. Nos vemos a nosotros mismos y a los demás como amenazas, lo que puede llevar a conflictos y malentendidos. Pero no somos hormigas… nosotros nos damos cuenta de nuestras emociones y podemos tomar decisiones conscientes.
    En estos momentos de tensión, podemos ser empáticos. Aunque podamos sentirnos agitados o irritados, esto no justifica un comportamiento dañino hacia los demás.
    En lugar de atacar, podemos buscar formas constructivas de manejar nuestros sentimientos y comunicarnos de manera efectiva con quienes nos rodean. Todos estamos lidiando con nuestras propias luchas y preocupaciones. No sabemos qué está pasando en la vida de los demás, el ser compasivos nos puede dar la oportunidad de la comprensión mutua y la solución pacífica de conflictos.