Sergio González Levet
Sin tacto
Ayer los partidos políticos se pusieron de acuerdo por primera vez en algo y pudieron imponer en el seno de las Comisiones Unidas del Instituto Nacional Electoral que se pospusiera la votación en el Consejo General del proyecto mediante el cual se impondría la obligatoriedad de que hubiera cinco mujeres y cuatro hombres en las candidaturas para Gobernador en 2024.
Se nota que priva en todos los partidos la idea de que, en general, los hombres son más competitivos y resultan mejores candidatos que las mujeres. Son resabios de las épocas en que la misoginia regía las elecciones en todo el país; resabios, ay, tan reales aún en el presente.
Pero la votación sobre la paridad de género solamente se retrasó, y en principio se realizará el próximo viernes 13 de octubre, a menos que los partidos políticos encuentren otra forma de posponer nuevamente la aprobación de ese proyecto, que incide directamente contra sus intereses particulares.
Si es en una semana o en un mes, la realidad es que va a terminar siendo obligatoria la fórmula de cinco candidatas y cuatro candidatos, lo que va a poner en aprietos a los partidos del Frente Amplio por México (FAM), ya que deberán entrar en una negociación ardua y en un complicado arreglo de fichas dentro del sudoku electoral del que ha hablado con profusión el ex dirigente priista Renato Alarcón Guevara.
Así que las definiciones siguen a la espera, y se prevé una enorme posibilidad de que el FAM se vea en la necesidad legal de postular para Veracruz a una mujer, priista.
¿Qué posibilidades tendría el Frente -en el caso de que tuviera esa obligación- de proponer una figura competitiva que le pueda dar la batalla a Rocío Nahle, que será la abanderada de Morena?
Pues la tiene, y no es nada mala. Así como los ciudadanos y los tres partidos de oposición se preguntaban hace cuatro meses a quién podrían oponer como candidato contra Claudia Sheinbaum y el aparato de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y dieron con Xóchitl Gálvez, que siempre estuvo en la vitrina y nade parecía verla, hasta que la vieron enfrentando al poder oficial… así como en ese entonces, en Veracruz la diputada Anilú Íngram ha venido recorriendo todo el estado, se ha reunido con los pobladores de las regiones y se ha sentado a platicar con ellos, porque es inimitable en su capacidad de conectar con la gente, de bromear con ellos como buena jarocha y de escuchar atentamente y con el corazón todas las quejas del arrabal por el mal Gobierno que padecemos.
Quién sabe, pero tal vez la diputada por Veracruz es una Xóchitl veracruzana que nos sorprenderá a todos si es que emerge debido a las cuotas de género, a las alternativas de las siglas y a la suerte que le depara la fortuna a este pueblo que ha padecido ya casi por cinco años los infortunios de haberle atinado con su voto en 2018 al peor mandatario de todos.
Ahí tienen a Anilú. No dejen de verla.
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