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    Miguel Ángel Gómez Ruiz

    Contrapunto

    No es nueva la noticia de que este país está cada vez peor. De 2018 a la fecha se añadió un grueso número de personas que pasaron a ser pobres. Sí, muy pobres. Casi sin acceso a nada e incapaces de comprar una despensa cada vez más cara. Exacto, se calcula bajo el mandato del presidente López que hay cinco millones de pobres más.

    En una plática sostenida con el coordinador ejecutivo estatal de la Asociación Política Cardenista, Antonio Luna, me comentó que en sus giras por Veracruz cada vez más personas se adhieren a su grupo. No, no son pobres contentos con el actuar de un presidente que utiliza a su favor la pobreza. Son pobres que no tienen acceso a un trabajo, a una buena comida y ni siquiera, a una mediana atención médica.

    Es cierto, Antonio Luna refiere que ya sea en Paso de Ovejas, Banderilla, Ixhuatlán de Madero y otros lugares la pobreza se palpa. Llegan personas con hambre, en huaraches o descalzos y eso no parece importarle a algún agente municipal, mucho menos a un alcalde y vaya, pareciera un sueño que esa situación pudiera conmover al gobernador Cuitláhuac García.

    Muchos de ellos viven en lugares sin servicios. No tienen luz, drenaje, agua y el acceso a los alimentos es demasiado complicado.

    Sí, hay gente que desayuna unas tortillas recalentadas, frijoles duros y con eso tienen hasta que a la ama de casa se le ocurre guisar algunas hojas con verduras para que mal coman por la tarde. Cenar ya es un lujo.

    Pero así está la pobreza en el país y se refleja particularmente en Veracruz, uno de los estados más pobres del país y que apenas supera a Chiapas, Guerrero y Oaxaca.

    Cada una de estas personas, así lo atestigua Antonio Luna, sueña con una situación mejor. No sólo acuden a un evento para oír palabras bonitas. Van porque quieren conocer la fórmula para trabajar, sembrar y salir de pobres con sus hijos.

    Del mismo modo, entienden que las promesas no eran para todos. No tienen acceso a la salud, los niños y jóvenes no tienen becas. Hay adultos mayores que tampoco reciben pensión y su situación es cada vez, peor.

    Inseguridad

    Y encima, la inseguridad. No hay día en que no aparezca algún embolsado o se descubra una fosa clandestina con varios cadáveres, como ocurrió en Xalapa en donde se descubrieron cinco cuerpos, algunos ya identificados.

    Tampoco se logra vencer al secuestro, mucho menos a la extorsión y aparecen alertas sobre desaparición de personas, jóvenes, de mediana edad y hasta adultos mayores.

    Y eso ocurre en gran parte del estado. Hoy ocurre en Córdoba, mañana en Xalapa y luego en Poza Rica y así, la inseguridad reina en la entidad desde hace mucho tiempo, pero se acentuó de 2018 a la fecha.

    No tenemos una buena policía. Mucho menos a personal capacitado en la Fiscalía en donde se supone que están nuestros abogados si somos víctimas de algún delito. El argumento al que recurren si algún criminal queda libre es que hubo dinero de por medio para comprar a los jueces. Se ponen mucho peor si el supuesto culpable gana un amparo. Lloran como niñas.

    Y eso ha sido un problema. No hay una estrategia de seguridad, sólo café, refresco y galletas en las reuniones a las que acuden el gobernador, policías, marinos, militares y personas de la Fiscalía. Presumen mucho, pero hacen muy poco.

    Salud a la baja

    Otra área en la que casi estamos reprobados es en Salud. Aún hay Covid-19 y las cifras se ocultan. No sé si sea para no alarmar o qué, pero sigue habiendo contagios y muertes. El futuro no parece promisorio si creen que contendrán al Covid con vacunas de Cuba, Rusia y la de México.

    Con el dengue es peor, pues las cifras ya rebasaron a nuestras autoridades. Muchos, en verdad, muchos reconocen que han tenido dengue y se curaron con Paracetamol o algún otro medicamento, pero siguen sintiendo asco, frío, dolor de cabeza y cuerpo y pareciera que no se quieren aliviar. Tener dengue debe ser horrible, sin duda, pero es peor tener a una autoridad que no se interesa en el tema.

    PD Sigue el tema del magistrado Marco Antonio Lezama Moo, que ha padecido por el hecho de que Morena tiene mayoría en la Legislatura local y que en el Poder Judicial también acaparan puestos y dinero, sin importar que hay un amparo federal que le da el derecho al togado de volver a ocupar su puesto. Es su derecho y sin duda, pronto tendremos noticias de ello.