Maribel Ramírez Topete
Hoy 17 de octubre, la Ciudad de México fue el escenario de un evento trascendental organizado por INMUJERES. Bajo el título «Sufragio a la Paridad», nos congregamos mujeres que ocupamos espacios de decisión, de representación, líderes y defensoras de los derechos de las mujeres para abordar una variedad de temas cruciales relacionados con la igualdad de género y la participación política.
En medio de las reflexiones y los debates, se destacó una idea fundamental: el feminismo debe ser el lazo que une a todas las mujeres, independientemente de su afiliación política o sus diferencias superficiales. Este llamado a la unidad feminista subraya que, en la lucha por la igualdad, las mujeres deben estar unidas, superando divisiones partidistas y centrando la atención en los objetivos comunes.
Uno de los temas clave que emergieron durante el evento fue el papel de la feminidad en la política. Se hizo hincapié en que las mujeres no deben renunciar a su feminidad al entrar en el ámbito político. Ser feminista es una afirmación de derechos y un reconocimiento de la valiosa contribución de las mujeres en todos los aspectos de la sociedad, sin importar su género.
Un punto relevante que resonó fuertemente en el evento fue que las mujeres han sido actores de voluntad política en acción a lo largo de la historia. La determinación y el coraje de las mujeres han sido fundamentales en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento.
Este evento sirvió como recordatorio de que las mujeres han impulsado el cambio social y político con sus acciones valientes.
El 17 de octubre dejó claro que el feminismo ha sido y será un factor unificador que trasciende diferencias y que las mujeres no deben renunciar a su feminidad al participar en la política. Este llamado a la unidad feminista se presenta como una fuerza poderosa que puede llevar a un futuro más igualitario y equitativo. En un mundo donde la voz y la presencia de las mujeres son esenciales, esta reflexión es más relevante que nunca por qué somos forjadoras de democracia por eso debemos seguir impulsando acciones afirmativas para las Gubernaturas.
Considero que las acciones afirmativas no deben verse como una interpretación literal de la igualdad, sino como un esfuerzo deliberado y progresivo para romper las barreras históricas que han limitado la participación de las mujeres en la esfera política. Es una cuestión de progresividad y sentido histórico; un reconocimiento de que para tener una democracia verdaderamente representativa, debemos incluir a todos, independientemente de su género.
En resumen, las forjadoras de democracia, esas mujeres valientes que han liderado la lucha por el voto y la igualdad, merecen más que solo el reconocimiento simbólico. Merecen ocupar los cargos más altos del poder ejecutivo. Al abogar por acciones afirmativas en las gobernaturas, no solo honramos su legado, sino que también construimos un futuro donde la igualdad de género y la verdadera representatividad son más que solo metas, son realidades tangibles en nuestra democracia.
En 2024, se espera que alrededor de 20 mil mujeres se postulen como candidatas. Esto es una señal clara de que las mujeres están listas y dispuestas a asumir roles de liderazgo en el ámbito político. Sin embargo, ¿por qué excluir un cargo público ejecutivo tan crucial como el de la gubernatura de las medidas afirmativas? La implementación de estas medidas en este nivel sería un paso significativo hacia la igualdad de género en la política.
