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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    Tiene varios días de que en el PRI hay fiesta… bueno, al menos en lo que se refiere a los Hectoristas y Pepistas luego de que se decidiera por acuerdo del Frente Amplio, que el otrora Partidazo será quien lleve la voz cantante en la designación de candidato a Gobernador, así, en masculino.


    Quizás sea el mismo número de días o si no, un poquito más, que en el PAN estatal haya un mutismo sumamente cómodo, indiferente, apático, desinteresado a lo que se refiere a la Gubernatura para este 2024…
    (En el PRD veracruzano ni vale la pena extendernos… será veleta que ha de moverse a donde el viento la ponga)
    De no ser por Enrique Cambranis que expuso la posibilidad en una de ésas a ir solos, o que Julen Rementería diera la opción de medir a los aspirantes en una encuesta para sacar al Bueno o a la Buena, simplemente se hubieran pasado estos días sin que los azules dieran muestra de que hay el deseo de competir… aunque fue un Consejero estatal de los azules, Pepe Cortés, el que ha alzado la voz y expuso en sus redes algo que ni el dirigente Salomón ni el aspirante Julen se han atrevido a poner sobre la mesa: “que la candidatura para Gobernador sea para el PAN, hombre o mujer, pero para el PAN…”
    Bien, para este sector del PAN, convencido de que tienen mejor carta de presentación que el PRI y el PRD, es claro que el “Va Pepe” está por verse todavía.
    Para muchos, incluidos panistas, quizás Pepe Yunes sea la mejor carta entre los varones del PRI para competir en las elecciones venideras pero… ¡ese maldito “pero”! Arrastra Pepe dos estigmas que fueron sembrados en la sociedad, curiosamente, en un caso, hasta por los que llaman hoy, “aliados”.
    El primer estigma para Pepe, ya muy sobado en este espacio, es la imagen del PRI entre los ciudadanos. El peroteño puede tener muy buenos puntos por sí solo, pero en cuanto se le relaciona con el tricolor, sus bonos bajan.
    El segundo estigma, su apellido. Recuerdan que recientemente utilizó para dar su informe legislativo, sólo el apelativo: Pepe. Ahora que si nos ponemos más intensos, en el 2018, cuando candidato a Gobernador, empezó igual a usar solo su nombre, sin el apellido, aunque en este caso sería hasta de cierto modo, comprensible, ya que había otro candidato con ese apellido: Miguel Ángel Yunes Márquez…
    Bueno, hablando de los del Estero, es precisamente don Miguel aquí en Veracruz, quien se encargó en darle una reverenda madriza al PRI siendo candidato y luego Gobernador. Podríamos decir que si hubo alguien que noqueó al tricolor fue Yunes Linares.
    Aunque también si hay alguien que se ha encargado de denostar el apellido Yunes después del 2018, fue el presidente López Obrador, quien cuando tiene oportunidad, le da su llegue… ¡Ah! Pero no tienen nada que ver el Yunes del Estero con el de Perote… no, pero Morena se ha encargado de asociar este apellido con “lo malo”…
    Quizás por eso, un ala del PAN aún confía en que el candidato (varón… no veo mujer por ningún lado) salga de sus filas apostando a dos cosas:
    La primera, en que si se someten los aspirantes a un método estadístico, confiable, que muestre a la persona más competitiva tanto por sí sola como amalgamada con los partidos, un panista saldría triunfador… conste, ésa es su tirada.
    La segunda: se las debe el PRI.
    En la elección a gobernador de Hidalgo, el PAN fue quien registró a la candidata, que era la secretaria general del PRI, Carolina Viggiano. A ello agreguemos que en el Edomex y Coahuila, el PRI llevó candidaturas.
    Un ejemplo más comprometedor para el PRI, Durango: Allí gobernaba el panista José Rosas Aispuro y yendo en la alianza Va por México, gana el priísta Esteban Villegas Villarreal, quien por cierto, hoy le pone trabas a las aspiraciones de su antecesor en su deseo de ser candidato para Senador…
    Y la cereza del pastel se da en la Ciudad de México, donde van a elegir con encuesta al candidato cuando todo indicaba que el PAN llevaba mano… y eso es precisamente lo que en Veracruz, al menos un ala del PAN, es lo que pide: elegir candidato, no dedazo, no imposición…
    Así, con estos ejemplos, ¿Qué “pero” podría poner el PRI para llevar como su candidato a Julen Rementería?