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    Vicente Luna Hernández

    La realidad es que el partido en el poder, la clase gobernante en el poder haciendo uso de todos los recursos legales – a veces ilegales – busca que uno de los suyos asuma la titularidad del poder ejecutivo, ¿cuándo ha sido diferente? Sin embargo, no siempre el gobernador en turno se ha salido con la suya, lo bueno para la democracia mexicana y de manera especial para la democracia en Veracruz es que los que llegaron al poder no son iguales a los que se fueron ¿hay pruebas que demuestren lo contrario? Que hablen las autoridades electorales.
    La realidad es que solo la participación entusiasta, decidida, organizada de la sociedad civil podrá legitimar a quien gane el gobierno 2024, esa sociedad que a través de las organizaciones sociales se ha manifestado de manera pública a favor o en contra de los gobiernos de morena y aliados, la realidad es que la fuerza electoral está en esa ciudadanía que de manera regular no participa en los procesos electorales, – salvo ciertas ciudades del país – esa ciudadanía está a la expectativa, inmovilizada a la espera que las y los candidatos presenten sus principales propuestas y planes de gobierno para decidir participar de manera más activa, ¿ son las propuestas de gobierno el principal motivador para salir a votar?
    Veracruz es un caso especial y es importante recordarlo: Por lo regular los candidatos a gobernador llegaban del centro del poder político del país, el presidente de la república tomaba la decisión y – siendo un completo desconocido algunas veces – ese candidato llegaba al poder, tal vez se le pedía la opinión al gobernador en turno pero la última palabra la tenía el poder supremo, al llegar la alternancia en la presidencia y con la llegada del PAN los gobernadores del PRI tuvieron manos libres para elegir a su sucesor y esa “ fortuna” en Veracruz la tuvo Fidel Herrera, quien tuvo la oportunidad de poner de candidato a quien quiso sin ´problema alguno e incluso hacerlo ganar con toda la fuerza del Estado, parte importante en el triunfo electoral fue el desempeño de las y los alcaldes, – muchos de ellos de oposición – quienes fueron los responsables principales para operar en campo la elección…y el PRI ganó ¿fue una elección de Estado?
    La otra cara de la moneda fue la elección 2016 donde el candidato oficial no contaba con las simpatías del gobernador en turno, sin embargo, ese mismo gobernador acaba de confesar que patrocinó la campaña del candidato del PRI y que tiene la pruebas, ¿no funcionó la elección de Estado? ¿Fue más fuerte el rechazo social al gobierno en turno que la fuerza del titular del poder ejecutivo? ¿Que se operó mal políticamente?
    La elección 2018 tiene su propia historia, el gobernador hizo uso de toda la fuerza institucional y de gobierno para impulsar y dejar en el cargo al candidato de su partido, por las buenas o por las malas pero muchos alcaldes de la oposición se sumaron al proyecto del gobernador y lograron sumar más de un millón 200 mil votos…pero ante el fenómeno AMLO no funcionó, ¿cómo explicar que AMLO tuvo más de un millón de votos que el candidato ganador de su partido?
    La pregunta sería ¿ganaba el PRI por sus buenos gobiernos o por la operatividad político – electoral y de movilización? ¿Ganaba por el carisma de sus candidatos o por la fuerza territorial del PRI? ¿Ganaba por sus propuestas de campaña o por la debilidad de la oposición? Que nadie se haga bolas, el trabajo en campo es tan importante hoy como lo fue ayer, son importantes las redes sociales pero es igual de importante el trabajo en campo y los operadores políticos son tan importantes como los integrantes del selecto “cuarto de guerra” ¿a quién quieren engañar? Son los operadores territoriales los que traen el pulso social y canalizan ese animo a favor o en contra de un proyecto de gobierno, los procesos electorales 2016 y 2’018 – en ciertas circunstancias – hay que tenerlos muy presente.
    Hoy algunas voces hablan de una elección de Estado implementada por el partido en el poder, – lo cierto – ahí están los números – es que ante un mal gobierno o ante circunstancias especiales en un proceso electoral, – mismas circunstancias que no se dan cada 6 años – no hay Elección de Estado que valga ante una inconformidad social y una alta participación ciudadana el día de la jornada electoral y tanto Rocío Nahle como Pepe Yunes saben que el trabajo territorial de sus operadores políticos serán claves para ganar más allá de los discursos triunfalistas de sus simpatizantes.
    ¿Son 2016 y 2018 hechos aislados? Son claros ejemplos de mal gobierno y condiciones atípicas en una elección, elección de Estado o no, hoy no hay nada para nadie hacia el 2024. Ni la Alianza Morena, PT y PV va en caballo de hacienda ni la Alianza opositora PAN, PRI y PRD está dormida… ¿alguien escucha ronquidos?
    P.D.- Con el ánimo que las autoridades electorales estén a la altura de lo que significa una verdadera transformación política en Veracruz…Escribiré otro día.