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    Enrique Yasser Pompeyo

    Mesa de Redacción

    El presidente Andrés Manuel López Obrador fue el principal testigo. Nadie se lo contó, nadie se lo inventó. Lo pudo comprobar él mismo. Lo vio y lo escuchó.

    Como en otras ocasiones, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez fue abucheado en un acto público.

    Este domingo, en el 117 aniversario de los Mártires de Río Blanco, el pueblo bueno y sabio mostró su molestia, su enojo, su decepción.

    No se trata de “fakenews”, de noticias falsas, sino de una realidad que las autoridades federales y estatales se niegan a reconocer.

    El ignominioso momento fue registrado por periodistas locales, estatales y nacionales.

    Los gritos y las rechiflas hacia Cuitláhuac García eran tan fuertes que el gobernador tuvo que alzar la voz en su discurso para que no se perdiera.

    Las inconformidades de la población no son más que el reflejo de la desatención y el desinterés de la administración estatal por atender, dialogar y resolver los problemas de los veracruzanos.

    En el último año de su administración continúan los feminicidios, las desapariciones, las ejecuciones, los secuestros, las extorsiones, el cobro de piso, así como los hechos sangrientos.

    A unos cuantos meses de que Cuitláhuac García Jiménez y su gente se vayan, el acto en el municipio de Río Blanco fue otro ejemplo del rechazo de varios sectores hacia el gobierno que encabeza y todo lo que representa.

    El presidente Andrés Manuel López Obrador así pudo comprobarlo, por enésima ocasión; el gobernador de Veracruz, para varios sectores, ha sido una total decepción y queda a deber a las familias veracruzanas.

    enriquepompeyo@hotmail.com