Enrique Yasser Pompeyo
Mesa de Redacción
El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez insiste que en el territorio estatal no pasa nada en materia de inseguridad.
Pero los hechos le tumban su discurso de papel.
En apenas dos días, en dos ciudades se cometieron asaltos a joyerías: en Xalapa y en el puerto de Veracruz.
Cosa curiosa, en ambos casos hubo detenidos. Esto llama la atención porque los delincuentes nunca son aprehendidos, siempre logran huir, pero ahora ocurrió lo contrario.
Las corporaciones policiales estatales no se caracterizan por su efectividad, ni por su profesionalismo, sino por su prepotencia, abuso de autoridad y violación a los derechos humanos de la población.
Suponiendo sin conceder que en realidad los elementos policíacos estatales sean eficientes y debido a los operativos implementados -que son meramente mediáticos- hayan localizado a los presuntos delincuentes, quedan muchas aristas en el aire.
Las autoridades siempre hablan de acciones de coordinación y de inteligencia, pero únicamente se quedan en la mesa, en la reuniones para la fotografía pastelera.
Los grupos delincuenciales continúan operando en la entidad como lo señalan diferentes sectores.
Los veracruzanos son extorsionados, secuestrados, incluso asesinados, ante la pasividad de quienes deben garantizar paz y tranquilidad a las familias.
Si en verdad las corporaciones de seguridad a nivel estatal fueran eficientes y capaces, no habría cobro de piso, extorsiones, secuestros y una larga lista de hechos delincuenciales desde que llegaron las autoridades hace más de cinco años y que están por irse.
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