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    Miguel Valera 

    Contraseñas

    No existen fórmulas mágicas para transformar ni a los seres humanos ni a las instituciones. Quien desde cualquier púlpito —iglesia o Estado— predique eso, lo hace demagógicamente. La nobleza de las ideas —religiosas o políticas— se puede comparar con la corriente limpia y fresca de un río. Si uno saca una piedra que ha sido bañada en ese caudal y la abre, en el centro, en el corazón, estará seca, dura, porque el agua nunca llegó a las entrañas.

    Esa imagen, que ha sido utilizada por muchos autores, ejemplifica plásticamente la idea que pretendo plasmar: no hay fórmulas mágicas para la transformación. En ese sentido, hay que decirlo, el cristianismo le ha quedado a deber a la humanidad, porque si bien ha creado grandes instituciones a lo largo de la historia, al final, no ha ido al fondo de la transformación de los seres humanos, tal y como lo predicó su fundador. Pero bueno, es el factor humano, el que no se puede dejar de considerar en el análisis de la realidad y la historia.

    En Cruce de espadas, un libro del maestro Roderic AiCamp que fue leído con mucho interés por allá en 1997 cuando salió su primera edición, se indica que “La Iglesia católica ha solido ser considerada como un agente legitimador del Estado y del orden existente en México, a pesar de periodos de un antagonismo profundo e histórico”. Sin embargo, en estos días que corren, la jerarquía católica ha tomado un papel protagónico, crítico, de la realidad que nos circunda. 

    No estoy seguro que la voz y el interés de la jerarquía logre convencer a la multitud de creyentes de un viraje para que se dé un cambio radical al gobierno de la 4T, pero sí creo que hay un gran activismo de quienes integran esta institución. Eso es bueno para la democracia. Soy creyente de la pluralidad, porque no hay humano igual ni en su estructura genética ni en su formación social. 

    En Xalapa, el arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong llegó con su propio estilo, con su carácter, con sus carismas, como dicen en el lenguaje eclesial. Al interior de su demarcación, me han dicho, ha dejado sentir su mano, su autoridad, para sacudir el statu quo. A muchos clérigos no les ha gustado, pues todos somos hijos de una parroquia, pero con su estilo, con su carácter, ha establecido un nuevo orden de cosas en la demarcación que le toca gobernar.

    Cercano al Papa Francisco —no hay que olvidar que le dio cargos en El Vaticano— el hombre originario de Yucatán, que ha sido también obispo de Papantla, en tierras veracruzanas, posee una gran vitalidad, que le ha permitido visitar un día sí y otro también, a sus feligreses en las parroquias más alejadas de la demarcación. Con ello, ha impulsado cambios que se han dejado sentir en estos días, tal como lo ha venido dando a conocer en su Facebook. 

    El pasado 20 de febrero en Coatepec, entregó la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús, al padre Jacobo Ávila de la Cruz. Ese mismo día, en San José, de Xalapa, quitó al padre José Juan Sánchez Jácome y dejó como administrador al padre Gregorio García Juan. El 21 le entregó la parroquia de El Sagrado Corazón de Jesús, también llamado Templo Expiatorio del Beaterio, al padre Roberto Ortiz Martínez.

    Ese mismo día dio posesión al padre José Juan Sánchez Jácome, en la parroquia de la Resurrección. El 22 de febrero por la mañana se apersonó a San Miguel Arcángel, de Las Vigas, para entregarle la demarcación al padre Gabriel Tejeda Castro “El Cachorro”. Por la tarde, en Banderilla, dio posesión al padre Javier Sánchez Martínez, como párroco de San José.

    El 23 de febrero entregó las llaves parroquiales de la Inmaculada Concepción de Mozomboa, al padre Marcos Mendoza Méndez y por la tarde, en su sede catedralicia, la parroquia de la Inmaculada Concepción, tomó posesión el padre Ignacio Barrera Murrieta. El 24 de febrero, día de la bandera, entregó la parroquia San Antonio de Padua, al padre Roberto Reyes Anaya y el domingo 25 de febrero, San Isidro Labrador, al vocero arquidiocesano, el padre Juan Beristain de los Santos. 

    Este lunes 26, a las 19:00 horas, en Jesucristo Buen Pastor, recibirá las llaves parroquiales el padre Luis Antonio García Hernández y el próximo 3 de marzo, en Nuestra Señora de la Paz en Las Ánimas, tomará posesión el padre Gustavo Pimentel Colula. El 4 de marzo a San Judas Tadeo llegará el padre Rafael Velasco Hernández y el 9 de marzo en San Bruno le dará posesión al padre Alberto Aparicio y Borjas. 

    Como jefe de esta demarcación eclesial, don Jorge Carlos ha venido tomando sus propias decisiones, jugando sus cartas, marcando su estilo. Su comunicación oficial ha sido tranquila, prudente. No ha buscado la confrontación. Algunos quisieran que fuera más contestatario, pero reiteramos, es su estilo, su jugada, que seguramente tiene bien calculada. 

    @MValeraH