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    Bernardo Gutiérrez Parra 

    Desde el Café 

    Fue en Tamaulipas en 2016 cuando el entonces aspirante de Morena a la presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador, dijo por primera vez que su política para enfrentar al narco: “será de abrazos en lugar de balazos, porque no podemos enfrentar a la violencia con violencia. El ojo por ojo y diente por diente dejará tuertos y chimuelos a todos”.

    Y esa cantaleta que terminó sintetizada en tres palabras (Abrazos no balazos) la ha repetido una y otra vez.

    El 21 de septiembre del 2021, cuando los asesinatos dolosos superaban los 60 mil, aseguró que no dejaría de promover su idea de “abrazos no balazos” frente a la delincuencia, el crimen y el narcotráfico.

    A lo que quiero llegar lector es a que cada vez que habló de dar abrazos, López Obrador siempre se refirió a los maleantes y a nadie más. “Los delincuentes son seres humanos y merecen nuestro respeto” dijo una mañana en Palacio Nacional. 

    Pero… 

    Cuando debido a esos abrazos hay casi 200 mil asesinatos dolosos, más de 5 mil feminicidios y 50 mil desaparecidos, resulta que siempre no dijo lo que dijo. 

    Fue coincidentemente en Tamaulipas, donde la candidata a sucederlo en el cargo, Claudia Sheinbaum, declaró que se ha “malinterpretado” lo dicho por el presidente, pues los abrazos no son para consentir a los delincuentes sino para arropar a los jóvenes. 

    “De una manera se trivializa el tema de los abrazos. El presidente nunca ha dicho abrazos a los delincuentes, ¿o lo han oído decir eso? No. Se dice: abrazos a los jóvenes, a diferencia de la política de guerra implementada por Calderón…”, manifestó la señora. Y acá en la aldea el honesto Cuitláhuac García le siguió la corriente. 

    El viernes anterior le dijo al presidente en Coatzacoalcos que la estrategia de abrazos y no balazos “si funciona en Veracruz”. Y lengua larga como es se fue de frente “y (funciona) en todo el país… aunque a los adversarios neoliberales y conservadores se les revuelva el estómago del coraje”.

    Y enumeró: Hay abrazos a más de un millón de adultos mayores que mejoran sus ingresos, así como a 57 mil campesinos que siembran y cosechan café veracruzano. Abrazos a 51 mil cañeros que mejoran sus ingresos. Abrazos con fertilizante que ya se distribuye en el campo jarocho. 

    Abrazos a 257 mil jóvenes que construyen su futuro capacitándose para el trabajo y a 479 mil jóvenes que no dejan la prepa, porque tienen un ingreso mientras se mantienen en las aulas y no en la calle. 

    Nada dijo el muy tramposo sobre el valor de los abrazos; entre 5 y 6 mil pesos… ¡anuales! a cafetaleros, cañeros, pescadores y campesinos que además reciben fertilizantes con varios meses de atraso. O de los exiguos abrazos a los jóvenes que no han servido para frenar la deserción escolar.  

    Y luego a presumir: “Los homicidios dolosos que nos lo dejaron en el 2017 en más de dos mil al año, tienen una reducción del 52 por ciento y los secuestros una reducción del 90 por ciento”. ¡Válgame Dios! 

    Aparte de mentir con descaro, Cuitláhuac ignoró el aumento de feminicidios, la violencia desmedida contra las mujeres, el abandono en que tiene su gobierno a las madres buscadoras y las crecientes extorsiones. 

    La cosa era hablar bonito frente al presidente López Obrador al que jamás le importó lo que le pasa a Veracruz y no se va a poner a averiguar si lo que dijo su muchacho es verdad. Y menos ahora que ya se va. 

    La cosa es tratar de darle la vuelta a la tuerca con la mentira de que los abrazos siempre fueron para los jóvenes y nunca para los delincuentes que ya se adueñaron del 70 por ciento del territorio estatal. 

    Otra vez el chinche rumor 

    El trascendido crece y lo echó a volar el propio gobernador Cuitláhuac García al manifestar en una de sus conferencias de prensa que adelantará su último informe de gobierno. 

    Esto dio la pauta para que sus amigos esparcieran la especie de que se va porque Claudia Sheinbaum lo necesita con urgencia en su campaña. 

    ¿Cómo para qué lo quiere la señora? Quién sabe. 

    Lo importante aquí es que de inmediato surgieron dos nombres para sucederlo en el cargo: el del diputado local Juan Javier Gómez Cazarín y el del titular de Finanzas, José Luis Lima Franco. 

    De ser cierto el trascendido ¿por cuál de los dos te inclinarías, lector? Por quien ha sido parte sustantiva  en las que se consideran las dos peores Legislaturas en la historia de Veracruz, o por el joven economista que logró lo que nadie había logrado en lustros: entregar finanzas sanas. 

    bernardogup@hotmail.com