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    Sergio González Levet

    Sin tacto

    Un debate electoral está organizado con el fin de que los ciudadanos tengan oportunidad de conocer las ideas, los programas, las capacidades y el carácter de cada uno de los candidatos.

         1. Rocío Nahle empezó perdiendo desde su llegada al podio, cuando negó groseramente el saludo cortés que le ofreció Pepe Yunes. Se le notó la soberbia, el enojo, la falta de modales; son conductas que no puede tener de ninguna manera una persona que se proponga gobernar un estado tan complejo y tan vasto como Veracruz.

         Fue una tarde funesta para la candidata oficial, que tomó la decisión de leer en sus intervenciones, y lo hizo con textos bastante mal hechos, seguramente fabricados por sus asesores. ¿No habrá en el equipo de la señora una persona que pueda redactar cuando menos un párrafo que no contenga errores sintácticos, ortográficos y prosódicos, que exprese alguna idea digna de despertar alguna emoción intelectual?

         Y luego, los misiles que llevó a la guerra que ella siente que es esta campaña no fueron más que petardos sin pólvora. Qué triste espectáculo del de unos recibos en hojas en blanco supuestamente firmados por Pepe y Héctor Yunes, y que pésima decisión seguir usando las alusiones personales, de la vida privada, que no les dieron resultados cuando intentaron hacerlas públicas para tratar de contrarrestar los torpedos de los documentos oficiales exhibidos por Arturo Castagné Couturier, que a su vez exhiben una fortuna inexplicable.

         Todo ello explica el enojo incontenido de la señora al salir del debate… los regaños desaforados que tuvieron que aguantar sus cercanos… las lágrimas de rabia.

         2. Polo Deschamps hizo gala de su carisma, de su apostura frente al micrófono y de sus ideas más o menos buenas para gobernar. Pero ¡lástima de vasallo!, porque su presencia fue solamente testimonial al representar a un partido sin arraigo, sin democracia interna, sin electores.

         3. Pepe Yunes empezó ganando al tender la mano que fue groseramente desdeñada. Ya en la tribuna, fue él y no fue el mismo: mostró sus mejores virtudes caballerescas, su paciencia, su madurez política, su conocimiento de la administración pública y de su estado natal, Veracruz, pero también fue valiente, decidido, duro con los adversarios.

         Un aguijón que clavó profundamente en el ánimo de los electores y en el corazón de la señora Nahle fue la frase reiterada: “la candidata de Zacatecas”. Este dardo nubló por completo la trillada frase morenista de “candidato del Prian”, que ella terminó por dejar de usar, confundida por la frase repetida de su adversario.

         Pepe Yunes no tuvo que acusar ni que negar ni que mentir para hacer patente su profundo conocimiento del estado, de su geografía, de sus problemas, de sus emociones y de su alma jarocha, sólo propio para oriundos de verdad.

         Colofón: Rocío salió llorando. Polo se despidió satisfecho. Pepe emanó felicidad plena.

         ¡Y faltan otros dos debates!

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