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    Maribel Ramírez Topete

    En un momento crucial para la democracia mexicana, las ciudades de Veracruz y Xalapa se convirtieron en epicentros de una manifestación multitudinaria en defensa del Estado de derecho y la división de poderes. Miles de ciudadanos salieron a las calles para alzar su voz, demostrando un compromiso inquebrantable con los principios fundamentales de nuestra nación. Estuve presente en esta marcha y puedo dar fe del espíritu patriótico y democrático que la impregnó.

    El Estado de derecho es la piedra angular de cualquier democracia funcional. Implica que todos, incluyendo aquellos en el poder, están sujetos a las leyes del país. Sin un sistema legal justo y aplicado de manera equitativa, la democracia se erosiona, abriendo paso al autoritarismo y la corrupción.

    Igualmente esencial es la división de poderes. Este principio asegura que el poder no se concentre en una sola persona o entidad, evitando abusos y garantizando un sistema de pesos y contrapesos. En México, esta división entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial es crucial para mantener el equilibrio democrático.

    La marcha en Veracruz y Xalapa fue más que una simple protesta; fue una suma de voces que se multiplican, reflejando un movimiento creciente de ciudadanos conscientes y comprometidos con la construcción de un México mejor. Cada voz cuenta, y cada acción, por pequeña que sea, contribuye a fortalecer nuestra democracia.

    Desde lo local es donde realmente podemos hacer una diferencia. Las acciones comunitarias, el compromiso cívico y la participación en los asuntos públicos son fundamentales. Al construir desde lo local, estamos sentando las bases para un cambio real y duradero en todo el país.

    La defensa de la democracia no es solo tarea de los políticos y las instituciones; es una responsabilidad compartida por todos los ciudadanos. Al salir a las calles, al participar en debates, al exigir transparencia y justicia, estamos construyendo patria.

    La marcha en Veracruz y Xalapa fue un recordatorio vibrante de que la democracia se vive y se defiende todos los días. No podemos dar por sentados nuestros derechos y libertades. Cada generación tiene la responsabilidad de luchar por ellos y asegurar que las futuras generaciones los hereden intactos.

    Al final de la marcha, se reconoció que la vía para fortalecer nuestra democracia es a través del apoyo a líderes comprometidos con estos principios. Xóchitl Gálvez, Pepe Yunes y la alianza Fuerza y Corazón por México y Veracruz se destacaron como garantes de una gestión justa y equilibrada. Ellos representan la esperanza de un futuro donde se respeten los derechos y se promueva la equidad.

    En México, la voz de la ciudadanía es poderosa y esencial para la defensa de la democracia. Las manifestaciones en Veracruz y Xalapa son testimonio de un pueblo que no está dispuesto a ceder ante la injusticia o la corrupción. Defendamos nuestra democracia con la misma pasión y determinación, apoyando a quienes realmente garantizan un gobierno justo y equitativo. Sigamos marchando, participando y construyendo patria, para que México siga siendo un ejemplo de democracia y justicia en el mundo.