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    Luis Guillermo Franco
    Príncipes y Bufones

    En el ambiente de la política mexicana, la incoherencia y la obstinación a menudo caminan de la mano. Nos encontramos en un momento crítico donde una base social, que hace apenas seis años clamaba por un cambio, ahora se aferra a un líder cuya gestión ha sembrado más dudas que soluciones. ¿Cómo es posible que aquellos que una vez denunciaron la corrupción y el autoritarismo, hoy se nieguen a ver los evidentes fracasos del populismo encabezado por López Obrador y sigan respaldando ciegamente a un partido que ha demostrado ser más de lo mismo?


    La llegada al poder de López Obrador estaba envuelta en promesas de combatir la corrupción y el enriquecimiento ilícito de los gobernantes. Sin embargo, ¿cómo explicar entonces las múltiples señales de corrupción y nepotismo que han empañado su gobierno? ¿Dónde queda la indignación ante los escándalos de corrupción que involucran a funcionarios de Morena y a personas cercanas al presidente?
    ¿Cómo pueden aquellos que una vez exigieron transparencia y rendición de cuentas justificar ahora la opacidad y la falta de claridad en las acciones del gobierno? ¿Qué pasó con el discurso de austeridad cuando vemos cómo se derrochan recursos en proyectos faraónicos y consultas populares manipuladas?
    ¿Qué ha sucedido con la crítica a la concentración de poder cuando vemos cómo López Obrador busca debilitar las instituciones autónomas y acumula cada vez más poder en la figura presidencial? ¿Dónde está el respeto a la división de poderes y al Estado de derecho cuando se ataca constantemente a jueces y órganos reguladores que intentan hacer su trabajo de manera independiente?
    ¿Cómo pueden justificar su apoyo a un líder que desprecia a la prensa libre y la tacha de «prensa fifí» solo por hacer su trabajo de informar y cuestionar al poder? ¿Dónde queda la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la crítica en un gobierno que busca silenciar a quienes no están de acuerdo con sus políticas?
    ¿Cómo pueden seguir respaldando a un partido que ha demostrado ser ineficaz en la gestión de crisis como la pandemia de COVID-19, con decisiones tardías e improvisadas que han costado vidas y han dejado al país en una situación precaria? ¿Dónde está la responsabilidad política cuando se minimizan los riesgos y se desestiman las recomendaciones de expertos?
    ¿Cómo pueden justificar su apoyo a un partido cuyos líderes se enriquecen mientras el país sufre las consecuencias de políticas económicas erráticas y decisiones que ahuyentan la inversión y el crecimiento? ¿Dónde está la solidaridad con los más vulnerables cuando vemos cómo se recortan programas sociales y se favorece a los grandes empresarios?
    ¿Cómo pueden seguir defendiendo a un gobierno que prometió poner fin a la violencia y la inseguridad, pero que ha sido incapaz de contener la ola de violencia y los altos índices de homicidios? ¿Dónde está la indignación ante la falta de estrategias efectivas y la persistencia de la impunidad?
    ¿Cómo pueden seguir creyendo en un líder que se erige como el único salvador del país, descalificando a cualquier voz crítica y polarizando a la sociedad? ¿Dónde está la voluntad de dialogar y buscar consensos en un país tan diverso y plural como México?
    ¿Cómo pueden seguir ignorando las advertencias de aquellos que ven con preocupación el rumbo que está tomando el país y que alertan sobre los peligros del populismo autoritario? ¿Dónde está la humildad para reconocer que todos podemos equivocarnos y que es necesario rectificar el rumbo antes de que sea demasiado tarde?
    En la antesala de una nueva elección presidencial, es momento de hacer una pausa y reflexionar sobre el camino que hemos recorrido y hacia dónde queremos dirigirnos como sociedad. Es momento de dejar de lado la complacencia y la ceguera ideológica y actuar con responsabilidad y lucidez. Es momento de votar por la oposición que representa una verdadera alternativa al populismo autoritario de Morena. Es momento de poner a México por encima de intereses partidistas y personales. La historia nos juzgará por nuestras acciones o nuestra inacción.
    ¿De qué lado elegirás estar cuando se escriba el capítulo de nuestro futuro?
    @luisguifranco