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    Miguel Ángel Gómez Ruiz

    Contrapunto

     Estamos a nueve días de la elección y para algunos es la elección del continuismo, pues hay quien sigue rasgándose las vestiduras por este gobierno y una esperanza basada –supuestamente- en darle a la población (al pueblo) un mejor nivel de vida que no ha sido posible. Otros tienen sembrada su esperanza en un México más dinámico, con oportunidades de empleo y con un crecimiento sostenido que nos lleve al bienestar, basado en mejores oportunidades de estudio y obvio, lograr un mejor nivel de vida.

    Ya los dados están lanzados, ya se verá si los mexicanos quieren seguir expectantes si habrá más recursos otorgados por el gobierno, si continúa ese discurso de vivir modestamente y los resultados de un gobierno que no fue capaz de brindar seguridad, buena atención médica y una mejor oportunidad de tener un mejor nivel de vida.

    En cambio, la adversaria y para unos, favorita, Xóchitl Gálvez, ofrece más seguridad, un combate franco contra la delincuencia, mejores programas sociales y mejores oportunidades de empleo para lograr no sólo estabilidad económica, sino un crecimiento sostenido que repercutirá no sólo en mejores salarios, sino en la oportunidad de adquirir una vivienda.

    Son dos propuestas distintas, una para lograr que la sociedad se quede donde está, sin muchas oportunidades y otra de obtener mejores logros.

    Quizá un ejemplo muy claro de que la izquierda que se pretende imponer en México es desigual, pues mientras hay un presidente, su familia, gobernadores y representantes populares que han logrado un crecimiento inusitado en sus cuentas bancarias, existe una población muy pobre a la que apenas le alcanza para comprar una parte de su despensa y mal comer. Hoy vemos a diputadas e integrantes de Morena comprar en tiendas de lujo, con su familia y guardaespaldas y por otro lado, mucha gente que tiene que sortear el peligro y precios altos, sin control, para comprar lo que se puede.

    Yo creo que ese no es el México que queremos. La izquierda, comenzando por el presidente, jamás logró probar que había corrupción en el aeropuerto de Texcoco y los fideicomisos, con todo y su escándalo de que llevaría a la cárcel a los corruptos, siendo que entre los inversores de ese aeropuerto se encontraba Carlos Slim, uno de los más beneficiados con ello.

    En cambio, tuvimos a un médico al que muchos le cargan miles de muertos a causa del Covid-19, un Tren Maya cuya construcción destruyó verdaderas joyas y provocó también la tala de decenas de miles de árboles cuya venta de madera, seguramente, les trajo un beneficio absoluto.

    Tuvimos a Segalmex, cuyo fraude, según extrabajadores, ascendió a los 12 mil millones de pesos y allí, el presidente López guardó silencio, pues el afectado era su querido Echeverrista, Ignacio Ovalle, quien estuvo en el PRI con él.

    También tuvimos un mal servicio médico, con jóvenes madres atendidas a la entrada de hospitales y que no recibieron buen trato. O pacientes con Covid-19 que eran hacinados en un cuarto o simplemente, con personas desesperadas exigiendo una medicina que, en estos seis años, nunca tuvieron. Lo más grave es que en la caricatura de país que soñaron los izquierdistas, se aseguraba que todo existía. Quizá por ello y en tiempos electorales se creó la Súper farmacia qué, a la fecha, desde su creación no ha surtido ni el 10 por ciento de los medicamentos requeridos. Más grave fue la denuncia de que los medicamentos que ofrece ese bodrio fueron extraídos del IMSS, ISSSTE o de los hospitales generales.

    No me figuro un México de izquierda, siendo que nuestro principal vecino, quizá el país más poderoso del mundo, Estados Unidos, es nuestro principal socio comercial y que ha exigido un freno a la producción de fentanilo a fin de que sus ciudadanos no lo consuman. Es cierto, México es líder mundial en la producción de fentanilo.

    Así es, viene una elección muy complicada, no sólo en lo federal, sino en nueve estados en donde habrá renovación de gubernaturas y congresos locales. Los ciudadanos tienen ante sí, la gran oportunidad de lograr una mejora para el país y eso no ocurrirá, lo digo en serio, si permiten que Morena siga ganando espacios. Ya vimos las tragedias y la ineptitud de gobernadores morenistas en Michoacán, Colima, Guerrero, Baja California Norte, Sonora, Ciudad de México, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Chiapas. Por amor de Dios, esperamos que despierten de ese letargo, si no, no quiero imaginar en qué se convertirá el país con estos ineptos en sus cargos, incluido el gobierno federal en manos de Claudia Sheinbaum.

    Por lo menos, algunos analistas creen que en los estados habrá buenos resultados para la oposición, sobre todo en Yucatán, Guanajuato, Ciudad de México, Morelos y quizá en Puebla y Veracruz, pero se requiere un país, por lo menos, con pluralidad y no con mayorías en los Congresos de morenistas, sobre todo para que no se aprueben leyes estúpidas que perjudiquen a la población, como el caso de las Afores.

    PD El estado de Veracruz está muy polarizado. Pese a los signos de corrupción que ha mostrado Rocío Nahle con la compra de casas y departamentos tras su paso en Dos Bocas, aún hay gente que votaría por ella pese a que la rodea una asquerosa corrupción. En cambio, José Yunes Zorrilla, auspiciado por el PAN, PRI y PRD ha crecido mucho y se espera que tenga tan buen resultado y que al final, gane la elección. Él es veracruzano y eso da confianza al ciudadano. Malo que ya están inmiscuidos el gobernador y sus amigos, que tratarán por todos los medios, de que gane la zacatecana en un territorio en el que no nació.