Inocencio Yáñez Vicencio
Veinticuatro horas después de que llamara seudointelectuales a hombres y mujeres dedicados a actividades literarias y culturales, por el sólo hecho de tomar partido a favor de la Coalición Opositora, no obstante de que lleva años recriminando que no lo hagan y cuando lo hacen, sin más los descalifica, poniendo en entredicho su papel, ahora pone un empledado suyo a teunirle 900 firmas de personajes de letras a favor de su candidata Claudia. ¿ Cómo una científica no iba a estar respaldada por sus pares ?
La incongruencia es condenable, pero más lo es no cuidar palabras y acciones. Dicen que en la casa del jobonero el que no cae resbala. Rectificar es honorable, pero no hacerlo es además de bochornoso, en muchos casos, muy costoso. Amlo, no sabe de rectificar. Quedará esta condena contra los que se atrevieron a tomar partido como una más de sus incongruencias.
Los intelectuales son como cualquier miembro de otro gremio. Un carpintero es reconocido en relación a la calidad de su trabajo. Un intelectual es reconocido por la calidad de sus reflexiones. Raymundo Riva Palacio, un dia antes del último debate por la presidencia, escribió un artículo de total apoyo a la causa opositora, un después su columna la dedica a decirnos que no hizo y que debió hacer en ese tercer debate Xochitl. Esa es la función de un intelectual. Decir las cosas como las ve sin importar agradar tímpanos. Claro que apuntará hacía donde están sus convicciones, pero eso no se puede recriminar, es su derecho. Su credibilidad va a depender de cómo y con qué herramientas lo haga. Asi como un carpintero puede dedicarse a obra negra o fina, un intelectual puede dedicarse a tareas científicas, creativas o de simple propaganda.
Para Andrés Manuel López Obrador, los periodistas que lo critican son chayoteros, lo cual demuestra su visión de la política de amigo-enrmigo, estás conmigo o contra mi. Para él sin enemigo no hay politica, por eso si no los hay, los inventa. El colmo es que muchos de esos 900 que firman, directa o indirectamente, han sufrido vejaciones de su parte, empezando por José Ramón De la Fuente. Es inconcebible que un egresado de la UNAM, apoye a quien más la ha combatido por no plegarse a sus ocurrencias. Me cuesta trabajo aceptar que halla egresados de mi institucion, el IPN, que le quitó COFAA, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados, secundo un protecto que atentó y atenta contra la educación. Cómo es posible que un Lorenzo Meyer, que ha visto como se desmantela el CIDE, una institución de excelencia, siga de testaferro de Amlo, sobre todo ahora que vemos como se hace escarnio de Amparo Casar. Inaudito que miembros del CONACYT, que se ha destruido, firmen su extremaunción.
Hitler, tuvo intelectuales de la talla de un Heidegger y de un Carl Schmitt. Porfirio Diaz, tuvo al grupo de los científicos. Ningún tirano puede lograr obediencia solo con la fuerza, necesita revestir sus acciones de bondad, con trigo y dádivas, pero también distorsionando la realidad y acomodándola subjetivamente a sus intereses, para obtener la sujeción voluntaria.
Andrés Manuel López Obrador, nunca le ha importado el trabajo intelectual, más allá de aprovecharse de él, ya sea para ordenenarle a su negro que le haga un libro o para legitimarse. Decir que la extracción de aguas profundas de petróleo o enfrentar la pandemia con amuletos, nos da una idea clara de su desprecio por el conocimiento científico y ya no se diga de los catorce años que este fósil pasó en la Facultad de Ciencias Políticas.
Cualquier persona que no tenga cuidado para tocar un tema que no conoce o manejar una palabra incorrectamente o sin advertir su polivalencia, es una persona que no tiene vergüenza, como dijera Wittgenstein, al final de su Tractactus- Filosóficos, si no lo sabes, déjalo pasar, pero no, el cínico, el que no le importa que la gente se ría de él, lo hace una vez y otra vez y te lo encuentras en la calle como si nada. Entender que la vida es un aprendizaje no es fácil. A Don Jesús Reyes Heroles, cuando le preguntaron por qué no había hecho un doctorado. Contestó que probablemente por miedo a tenerlo como un techo del conocimiento. Seguramente el eminente tuxpeño le pasó por la mente que hay quienes quieren hacer pasar los títulos profesionales como títulos nobiliarios. Para no hacer el ridículo lo mejor es tratar de estar presente en el debate de los paradigmas de nuestro tiempo. El gran hombre, afirmaba Jorge Plejanov, purgado del marxismo, lo es no porque sus particularidades individuales impriman una fisonomía individual a los grandes acontecimientos históricos, sino porque está dotado de particularidades que le hacen el individuo más capaz de servir a las grsndes necesidades sociales de su época, surgidas de la influencia de causas generales y particulares.
Los intelectuales serán grandes, como lo dice Plejonov, si se ponen al servicio de la defensa de la República y la democracia, que hoy es la causa más noble que nos convoca a defenderla de los depredadores de Morena. Votar por Pepe y la Coalición Fuerza y Corazón, es servir a la mejor causa de nuestro tiempo.