Nacho Álvarez
Pluma Negra
En ocho días habrá resultados preliminares de la elección para el gobierno de Veracruz y para la Presidencia de México. En ambas casos el pronóstico es la judicialización de los procesos electorales. Es un hecho que los resultados de las urnas no serán suficientes para determinar a los ganadores, aunque existan diferencias claras.
Las encuestas en esta ocasión, tampoco marcan diferencias sustanciales, la preocupación del partido en el poder, MORENA, es evidente y en el bloque opositor se acaricia la posibilidad de cerrar el paso a la 4T, que redujo su discurso a la permanencia de los programas sociales como eje central de sus campañas, mientras que la oposición colocó en la agenda de campaña; la inseguridad, la salud, las estancias infantiles, escuelas de tiempo completo y la crítica ruda a la corrupción en la 4T, tanto en el gobierno, como en sus candidatas y candidatos.
En esa tesitura, cerraron campaña las candidatas presidenciales en Veracruz, con discurso de continuidad de la transformación por parte de Claudia Sheinbaum y del cambio y combate a los problemas sociales y de gobierno de Xochilt Gálvez.
Ambas colocaron a Veracruz, como uno de los bancos de votos, más importantes para México y por supuesto para el propio estado de Veracruz, con más de seis millones de electores, de los cuales votaría un 50 o 60 por ciento, que se convierten en fundamentales para la elección presidencial.
En el caso del Gobierno de Veracruz, el candidato del frente opositor creció más de lo que Morena imaginó, como consecuencia de varios factores entre ellos un Gobierno Estatal de MORENA que no satisfizo las expectativas de la transformación, Pepe Yunes aprovechó las circunstancias y se metió de lleno a la elección para una disputa real con Rocío Nahle. En este momento no hay un pronóstico de ventaja clara para ninguno de los dos.
Y es que, si la elección Presidencial se va a judicializar, la del gobierno de Veracruz lleva el mismo rumbo, el resultado final se definirá en los tribunales electorales varios meses después del 2 de junio.
Por lo pronto, los partidos políticos tienen escasos siete días para tratar de marcar diferencias más claras en el electorado, un reto que parece bastante difícil para todos, será muy duro para las y los candidatos dar más, y aunque les pese a los partidos y sus protagonistas, hoy por por hoy, los resultados se definirán en los indecisos y una posible, pero improbable ola de votación de los escépticos, de lo contrario los próximos gobernantes será definidos en los tribunales electorales y en la Suprema Corte de Justicia de Nación.