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    Miguel Ángel Gómez Ruiz

    Contrapunto

    El domingo será quizás, el día más importante de nuestra vida y lo digo en serio, está por delante el futuro de nuestro país. Voy a ponerlo de esta forma: o votamos por el blanco o votamos por el negro.

    Así será, unos acudirán a las urnas a seguir en lo mismo, sin crecimiento, con mayor inseguridad en todos los sentidos, sin un buen servicio hospitalario y apenas, quizás, con un recurso que servirá para vivir seis días o menos.

    Por otro lado, estará la opción de votar por la búsqueda de un mejor futuro, con atracción de empresas, crecimiento sostenido, con mejores opciones de empleo y con una educación correcta. Ojo, sin la idea de privatizar nada, ni la educación, ni la salud, ni nada.

    Así de fácil, ir con Claudia Sheinbaum que ha amenazado con la continuación de programas que no sirvieron durante todo el sexenio o Xóchilt Gálvez, que planea continuar con la entrega de apoyos, pero que impulsará una serie de medidas para que mejore el país, sobre todo en lo que se refiere a la seguridad.

    Ojalá que la decisión sea la correcta, pues sobre el país existe una amenaza, aún lejana, de convertirlo a la izquierda, para ir a la par con países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, cuyos servicios han ido a la deriva y que, al día de hoy, su población sufre ante sus dictadores que cada día se enriquecen más y el pueblo cada vez se va haciendo más pobre.

    Nadie puede negarlo, en México tenemos a un presidente que ha visto que sus hijos se han enriquecido, con funcionarios y amigos cercanos que también lo han hecho. Gobernadores (as), diputados federales y locales, jefes delegacionales y Senadores que sin ningún desparpajo van y compran artículos de lujo, ropa, joyas, autos y el pueblo, al que dicen representar, cada vez se va haciendo más pobre.

    Porque ese ha sido el discurso del presidente. En una ocasión salió a su tradicional mañanera sugiriendo que debemos ser medidos a la hora de gastar, que con un par de zapatos sería suficiente. Es decir, sugirió que el pueblo puede ser austero y por esos días lució abrigos de más de 200 mil pesos y zapatos italianos, por más que ha jurado que en su cartera no carga más de 200 pesos.

    Hace un tiempo, quizás el año pasado, vi un video de cuando López era candidato y en la camioneta en la que lo transportaban les dijo a sus colaboradores que ese sería el tema, la pobreza, es decir, ese sería el principal objetivo, hablar convenientemente sobre ese tema, para ganarse la confianza de los electores, por más que su propuesta principal de gobierno no tuviera pies ni cabeza.

    Hoy, vemos a Claudia Sheinbaum, prometiendo devolver lo que el presidente le quitó “a su pueblo”. Sólo es un mero discurso. No lo hará. El país seguirá militarizado, pero con la orden de no intervenir en nada que moleste a los señores del crimen organizado. Sólo servirán para ser el puente y que estos señores sigan haciendo de las suyas.

    No en balde surgió por ahí una información preocupante de que con el presidente López subió un 50 por ciento el cobro de piso. Lo hemos visto, muchos negocios en el país cerraron sus puertas por el hecho de que los extorsionadores piden grandes cantidades para que no pase nada, pero si el afectado no paga entonces tienen que atenerse a las consecuencias. Por ello vemos bodegas de empresas incenciadas, quizás porque sus propietarios no accedieron a la extorsión ni al chantaje.

    Peor aún, vemos a un presidente que asegura que hay felicidad en el país cuando la cifra de asesinatos sube y sube.

    Hoy, vemos un país sin crecimiento. Vemos a un país con gente que por hambre acepta ganarse 200 o 300 pesos para escuchar un discurso soporífero de Claudia Sheinbaum, la mujer fría y calculadora que López quiere dejar en su lugar para seguir controlando todo.

    Cierto, no se crea que ella va a gobernar con libertad. A menos que lo traicione, ella dejará que él siga tomando decisiones y lo que es peor es que muchas de sus decisiones son puros disparates. Basta mirar que en el Congreso de la Unión se aprueban bodrios que después son anulados por la Suprema Corte.

    El tema de las Afores, la militarización del país, la recepción del cascajo que tiran el PAN y el PRI son señales de que este país va sin rumbo. México ha perdido competitividad a nivel mundial y lo que es peor, si la izquierda se consolida no llegarán inversiones, pues ninguna empresa se arriesgará a invertir si va a persistir la amenaza de que el gobierno se la apropie. Y ya está ocurriendo.

    Así que ahí está el dilema. Votar por un proyecto que no lo es, sino una simple continuación de un accionar que fracasó en todos los sentidos, con un discurso lele y sin ningún tipo de gracia.

    Por otro lado, los cierres de campaña de Xóchitl Gálvez han sido espectaculares, numerosos y lo que es mejor, sin acarreados.

     PD En Veracruz no hay de otra, la campaña de Rocío Nahle, rodeada de un grupo de personas que fracasaron en todos los sentidos, se fue hacia abajo. Las propiedades que adquirió junto con su esposo y el hecho de ser zacatecana, no veracruzana, la hundieron.

    Por otro lado, sin mucho ruido, José Yunes Zorrilla creció y tiene posibilidades de ganar. Creo que sería una soberana estupidez que los veracruzanos dieran el voto a alguien que trató de ser más rica y que creyó que nadie descubriría su terrible corrupción. Creo que Veracruz le dirá que no a Rocío Nahle.