Destacado

    Julio Vallejo
    La delgada línea entre mi opinión y la tuya

    Hace tres meses la pitonisa Mhoni Vidente ilusionó a ciertos seguidores azules al predecir que el equipo de primera división de futbol Cruz Azul, llegaría a la final y lo jugaría contra su papá el América. Lo mejor de la predicción era que esta vez sí ganaría el campeonato. Con este pronóstico, las ilusiones de los cruzazulinos volaban por los cielos como cuetes de arranque de esos que se utilizan en los festejos de la Santa Cruz… hablando de cruces, una de ellas está quedando oxidada por tantos besos y caricias de la afición cementera que pide año con año el campeonato que simplemente no llega.

    Ni San Juditas Tadeo ni la Virgen de Guadalupe tienen por qué aguantar todas aquellas peticiones que le hace la afición. Tal parece que los hinchas de la máquina se encuentran en una relación tóxica con su equipo, ya que dicho por la ciencia la pasión por el futbol es similar a la del amor.

    Los amantes de la máquina dejan constancia de que el enamoramiento por el futbol es eterno, nunca perece y que el vínculo entre el equipo azul y su afición siempre será abstracto e interminable. Prevalecerá la excitación, la idealización y la fascinación por muchas emociones que le hace experimentar, dejando en claro que el amor pasa a segundo término cediendo paso a lo irracional y a la locura propia que le provoca cada final contra el América.

    A los cementeros no les queda clara la sequía de siete años consecutivos para saber de una vez por todas que su padre futbolísticamente hablando son las águilas. El Cruz Azul lleva 12 derrotas por el título… eso habla de incompetencia.

    Como americanista que soy debo de reconocer al árbitro – el gato Ortiz- por revisar la polémica jugada: Rodolfo Rotondi en el minuto 70 comete el error de perder por segunda vez consecutiva la cabeza y cometer infracción sobre el defensor azulcrema, Israel Reyes. Al revisar el VAR, “el Gato” declara la pena máxima a favor de las Águilas, antesala del gol como era de esperarse. Mientras el balón anida en la red, la afición se queda con la eterna sensación de que no era penal.

    Retomando el tema de las sequías e inmersos en esta ola de calor nunca antes vivida y quedando de manifiesto que el Cruz Azul no sirve para ganar campeonatos, ofrezcámoslos como ofrenda al Dios Tláloc y entonces sí, hagamos feliz no solo a una afición sino a un país entero.

    Pero mientras esto pasa, por lo pronto sigan comiendo zanahorias conejos, mientras que el águila tiene su proceso de renovación.

    PD. Acabo de comprar una litera. Abajo dormiré yo y ARRIBA mis poderosísimas ÁGUILAS DEL AMÉRICA