Inocencio Yáñez Vicencio
Dice Bobbio que un buen gobierno, lo integran dos elementos: el binomio gobierno y oposición más la búsqueda del bien común. Por eso es prácticamente imposibles que en un gobierno representativo, en un gobierno separado de la sociedad, halla buen gobierno sin respeto a la oposición y menos cuando ese gobierno vela sustancialmente por reproducir relaciones de poder y soslaya los problemas trascendentales de la comunidad.
Cuando el grupo que se ha entronizado en los órganos del poder público y en su afán de no rendirle cuentas a nadie de sus sinvergüenzadas, destruye todos los contrapesos orgánicos, no quedan más que las elecciones, reales o simuladas, para pedirle o someterlo al escrutinio, así como la prensa o medios de comunicación que no controla, por eso , efectivamente, hace cada vez más de las elecciones un trámite y una constante contra los periodistas, cualquiera que sea el género que ejerzan.
Después que en las elecciones de 2021 supimos como el crimen organizado levantó en la Costa del Pacífico, toda la estructura electoral opositora, para que Morena rellenanara a placer las ánforas, era de esperarse que buena parte de las mesas instaladas, no tuvieran representación, en este 2 de junio de 2024, por temor a sufrir, la misma experiencia que en el pasado proceso, lo que aprovecharon los morenistas para fabricar su abultada votacion, todo esto avalado por una presidenta del INE, Guadalupe Taddei, de filiación morenista, que debió haber sido removida desde el momento que declaró que la destrucción de la propaganda de la Coalición opositora, era una cuestión moral, situación ya agravada por las denuncias de la directora de NOTIMEX, de que se estaban desviando recursos públicos a la campaña de Claudia, la utilización de vehículos del Ejército para acarrear contingentes a los actos de Morena, la presencia de los mandos de la Guardia Nacional en la organización de los mítines del partido en el gobierno, el activismo de las Mañaneras a favor de Morena y la abierta intromisión del presidente en las elecciones, que recientemente hayan manejado los candidatos morenistas que solo ellos garantizaban la continuidad de los apoyos y pensinoes, hizo de las elecciones, un simple ritual y dejó a los opositores en un estado total de desigualdad e indefensión.
Los morenistas debían de saber que la fuerza no basta para obtener obediencia de los gobernados, porque reducir la democracia a la ley del número, es sustentarse exclusivamente en la fuerza. La democracia es una democracia de razones o no lo es. En última instancia cada voto que esta vez ha obtenido Morena, es un voto de estómago, como lo dice la propia Claudia al declar que su triunfo se debió a las becas, a los apoyos, es un voto arrancado por el miedo de la gente a perder su » ayuda «.
Morena, necesita no sólo del número, de la fuerza, necesita también convencer, necesita del consenso y ese consentimiento no lo va a lograr filtrando la lista de los próximos periodistas que sufrirán un » accidente » por no sumarse al coro de aludadores de Rocío Nahle. Se atribuye esa lista a Juan Javier Gómez Cazarín y a Vicente Rodríguez, que independientemente de su existencias, a la cual ya se refirió Cuitlahuac García, se inscribe en la lógica de un gobierno no de justicia sino de venganza. Reciclar el equipo mediocre y paranoico de Cuitlahuac, reforzado por la banda de Duarte, augura otra Noche de los Cuchillos Largos. No nos atemoriza esto, bien sabemos los riesgos. Quien tema la carnicería que viene, que se dedique a otra cosa. Yo no escribo por encargo, creo en lo que hago, por lo que luchar contra un grupo de depredadores de la nación, tiene sus costos y los asumo.
Muchas veces escuché decir a Don Jesús Reyes Heroles, que siempre es mejor ocuparse de los problemas que de las personas. De las personas hay que ocuparse cuando representen o simbolicen un hecho, un momento, una batalla, sin perder de vista que entre las personas y sus circunstancias hay una relación dialéctica, que ni es fatalista ni es mecánica.
El PRI nunca me hizo ni siquiera suplente de regidor, pero no puede dejar de pertenecer a él mientras no cambie mis convicciones. Recuerdo que cuando Duarte le dio posesión a Ricardo García Guzmán en el Instituto Veracruzano de Administración Pública, en voz alta exclamó al verme: mira para que queremos critica, si la tenemos dentro, con Inocencio. Toda mi vida he sido un critico de mi partido y se los costos que eso tiene, pero es parte de mí plena definición.
No critico a Morena por ser de izquierda, lo criticó porque no lo es, porque sólo disimula. Un partido de izquierda pone el acento en la distribución de la riqueza, no en el gasto.
Apoyo a Pepe, porque estoy convencido que es la mejor propuesta y que tiene la calidad moral y capacidad para reorientar el Estado por un rumbo republicano y democrático, con verdadero sentido social.
Es un síndrome de toda dictadura aspirar a la unanimidad, pero Morena debe preparase para enfrentar la respuesta que trae un terrorismo de Estado, porque como con este calor ya lo hemos visto: una chispa puede incendiar la pradera, decía Mao SenTum.
Los gobiernos en una democracia dependen de la confianza, la política es confianza y ella no se construye ni con componendas ni con represiones. Morena invoca mucho el movimiento del 68, pero olvida que uno de los puntos del pliego de peticiones de los estudiantes era diálogo público. Los demócratas siempre van a apostar por el diálogo en tanto las tiranías lo harán por la liquidación de sus contrarios. Siempre habrá bufones que aplaudan a gobiernos nefastos como también quién ponga su inteligencia y todas sus energías para tratar de desenmascarlo y frenar sus abusos.