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    Agustín Basilio de la Vega

    “Defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el costo. Pelearemos en las playas, pelearemos en los campos y en las calles, pelearemos en las colinas: nunca nos rendiremos”. Wiston Crurchill.

    La elección aún no termina pues durante los días posteriores al computo oficial, que ocurrió en esta semana, se abre un periodo para reclamar e impugnar los resultados por las irregularidades que se presentaron durante los comicios. La última palabra la tendrán las instancias jurisdiccionales (tribunales electorales) quienes calificarán de manera definitiva el proceso y en su caso harán las rectificaciones correspondientes.

    El trabajo de los ciudadanos ha sido muy intenso y generoso, aunque apenas se rebasó el 60% de la participación de quienes tenían derecho a elegir. No obstante, ha sido ejemplar el servicio de cientos de miles de personas que aceptaron ser funcionarios de casilla y representantes de candidatos y partidos políticos. Mención especial merecen todos esos ciudadanos que se aplicaron en los consejos distritales para realizar los cómputos oficiales. Personas así de comprometidas enaltecen nuestra democracia.

    Conforme pasan los días y se analizan los resultados, también se van clarificando las causas de éstos. En lo personal considero que el partido del gobierno ganó muchos espacios manipulando la voluntad de millones de electores a los que convencieron del falso dilema: “si votas por Morena seguirán los apoyos económicos o tu empleo si no, pierdes esas ayudas”

    López Obrador y todos los gobiernos emanados de Morena hicieron campaña en contra del PAN y otros partidos con recursos públicos y reduciendo las prerrogativas a los partidos como ocurrió aquí en Veracruz. Desde las “mañaneras” iniciaban los ataques y los gobernadores y funcionarios menores emularon a Amlo. También obligaron a empleados públicos a ir a mítines de la 4T y a publicar en redes sociales mensaje a favor de “es Claudia” otros candidatos.

    La inequidad en la contienda fue abrumadora pues durante años los servidores de la nación se la pasaron recorriendo casa por casa vestidos con chalecos, folletos y propaganda con los mismos colores café-guinda, primero fueron promotores de programas que todos pagamos con nuestros impuestos y están establecidos en la constitución, pero después los obligaron a ser promotores del voto en favor del gobierno.

    Amlo despilfarró dinero en la construcción de “bancos del bienestar” que son como capillas en cada pueblo que sirven para recordar que existe “papá gobierno” y que reparte dinero. No son bancos, se abren sólo para repartir las ayudas en efectivo y allí se “vicia la voluntad” pues si los beneficiarios tuvieran tarjetas y cuentas en los bancos comerciales se diluiría la falsa idea de que el presidente y su partido es quien te apoya. En realidad los apoyamos todos los que pagamos impuestos 

    Aunado a lo inequitativo de las campañas en las que Goliat es el gobierno y los ciudadanos son David, la era de la posverdad contribuyó a la desinformación con noticias falsas en donde los temas que son fundamentales para el desarrollo a mediano y largo plazo de los niños y jóvenes es la educación, la salud y la seguridad pasaron a segundo plano. El debate se centró en quien ofrecía más subsidios y quien te los puede quitar. O sea, millones de Mexicanos cayeron en la trampa y ante la duda prefirieron razonar: “si me quitan el apoyo para mis padres y abuelos entonces yo los tengo que ayudar y de dónde voy a sacar dinero” el gobierno mintió y construyó una narrativa de que el “coco” era Fuerza y corazón por México.

    Pese a todas las trampas, Fuerza y Corazón por México logró ganar 19 capitales estatales en las elecciones locales de 2 de junio y el PAN se consolidó como segunda fuerza electoral. También es importante que los contrapesos internacionales (mercado, precio del dólar etc.) han dado la razón a millones de ciudadanos que votaron por el PAN, PRI y PRD en la elección de diputados pues comprenden la importancia de defender a la República (la división de poderes y a sus pesos y contrapesos) el poder concentrado en una sola persona no es bueno para el progreso de México porque podemos regresar a la presidencia imperial o peor, instalar un fascismo disfrazado de morenismo.

    Dicho lo anterior se debe hacer valer el espíritu de nuestra constitución para evitar que Morena se quede con más del 70% de los diputados federales cuando apenas alcanzó poco más del 54% de votos para diputados con sus aliados. El principio rector que toda institución democrática debe proteger es el de “un ciudadano, un voto”.

    La elección aun no termina y defenderemos la república en cada casa, en cada calle, en cada plaza y en cada institución: jamás nos rendiremos.

    X @basiliodelavega 10 de junio de 2024