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    Bernardo Gutiérrez Parra 

    Desde el Café 

    Caray, lo que son las cosas. Aún no toma posesión Ricardo Ahued como Secretario de Gobierno y los políticos de café, (ese club de desocupados, jubilados los unos y zánganos desde su más tierna juventud los otros) ya lo están removiendo del cargo.

    “No podrá con el paquete… Presentará su renuncia antes de cumplir el año cuando vea el tiradero que le dejaron… Le falta carácter para lidiar con los delincuentes que ya se adueñaron de más de la mitad del estado… Tronará porque es honesto y los corruptos le harán la vida imposible…”, dicen entre otras cosas los que presumen que saben.

    Otros agregan que lo que le sobra es carácter y éste chocará inevitablemente con el de Rocío Nahle que a la hora de despotricar y escupir ajos y cebollas no se anda por las ramas.  

    Si un día la gobernadora le suelta una ofensa, de inmediato le renunciará y hasta ahí llegará su carrera política, aseguran mientras beben su café y salpican con migajas de pan la mesa donde hacen sus sesudas disertaciones. 

    Eso sí, todos sin excepción dan su docta opinión sobre la manera en la que el aún alcalde de Xalapa deberá llevar el timón de lo que será su nueva oficina. 

    Lo cierto es que como titular de la SEGOB estatal la principal función de Ricardo se puede sintetizar en cinco palabras: Mantener la gobernabilidad del estado. 

    Y esa es una papa hirviendo porque recibirá una entidad convulsa y víctima de la violencia como nunca en su historia. 

    En este sexenio Veracruz ha alcanzado una cifra de desaparecidos (2 mil 340 hasta mayo del año anterior), que rebasa a la de los tres gobiernos anteriores. Y ocupa un lugar destacado en el top ten nacional en asesinatos dolosos, secuestros, feminicidios y robos con violencia. Eso sin contar con que las carreteras que atraviesan su geografía son de las más peligrosas del país. 

    La percepción de inseguridad ha crecido también de manera exponencial y sin seguridad y con la violencia encima no habrá gobernabilidad. 

    Ricardo tendrá que lidiar con alcaldes resentidos y olvidados, deberá escuchar y atender a las madres buscadoras que exigen la aparición de sus hijos, a las mujeres maltratadas, a los huérfanos por la pandemia y los feminicidios y cien etcéteras más. 

    No se necesita ser adivino para saber que su trabajo se centrará de manera sustantiva en todo lo que tenga que ver con la seguridad porque es necesario insistir, sin seguridad no habrá gobernabilidad y sin gobernabilidad  lo que hay es una pesadilla. 

    Un punto a su favor es que no es protagónico, violento, soez ni cerrado de oídos como Eric Cisneros. Ni oscuro, mediocre y bueno para nada como Carlos Juárez Gil quien, por si no lo sabías lector, es el individuo que sucedió a Eric en la secretaría de Gobierno. 

    Una persona de su cercanía me dijo que Ricardo sabe lo que le espera y está escuchando todas las sugerencias y propuestas de los veracruzanos para armar un buen proyecto de trabajo. Y que a pesar de que le faltan poco más de cuatro meses para asumir el cargo, se está rodeando de los mejores hombres y mujeres para llevar a buen puerto la barca de la gobernabilidad. 

    Si es así enhorabuena y bienvenido a la batalla. 

    Y a quienes ya quieren que se vaya una sugerencia: antes de correrlo, primero déjenlo llegar. 

    bernardogup@hotmail.com