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    Julio Vallejo
    La delgada línea entre mi opinión y la tuya

    Los frecuentes derrames de petróleo, el vertido ilegal de residuos tóxicos y la acumulación de plásticos, forman parte de la gran contaminación de los mares y océanos; mientras que por el otro lado del acuario marítimo, la cocaína está dañando las especies; por consiguiente, todo esto podría traer consecuencias importantes para el ser humano.

    En el mes de abril la Secretaria de Marina en México incautó más de tres toneladas de cocaína que “flotaban” en el mar a una distancia aproximada de 33.52 kilómetros del litoral costero de Acapulco; en total incautó 66 bultos que en su interior ocultaban paquetes en forma de ladrillos.

    Me inquieta saber cuántas toneladas no se recuperan y se disuelven en el océano; luego me surge la pregunta ¿los humanos podríamos estar comiendo tiburones contaminados por cocaína o alguna otra droga?

    13 tiburones de nariz puntiaguda, que habitaban en aguas costeras de Brasil, fueron analizados mediante técnicas avanzadas de cromatografía líquida y espectrometría de masas en tándem, revelando concentraciones de cocaína hasta 100 veces superiores a las encontradas en otros organismos acuáticos. Los investigadores del instituto Oswaldo Cruz, en Rio de Janeiro, descubrieron en los tiburones altas concentraciones de cocaína en sus tejidos musculares y hepáticos. El estudio Brasileño fue preocupante; asimismo señala que la especie marina pasa toda su vida expuesta a esta droga.

    Sara Novais, ecotoxicóloga marina del Centro de Ciencias Marinas y Ambientales de la Universidad Politécnica de Leiria, hace un llamado a efectuar investigaciones más profundas para determinar los efectos, a largo plazo, de la cocaína en los escualos; dentro de las evaluaciones pide también indagar si la especie humana podría verse afectada por consumir tiburones contaminados.

    No cabe duda que las drogas no sólo están destruyendo nuestras vidas, también están extinguiendo a otros seres vivos y al medio ambiente; muestra de ello es el daño a la fisiología de las anguilas.

    Una gran diversidad de animales acuáticos han resultado afectados en su visión y capacidad de caza.

    La cocaína es la droga más consumida en el mundo, su producción, transporte y consumo está afectando zonas protegidas como bosques, selvas tropicales, el agua de ríos y algunos otros ecosistemas acuáticos del mundo; no tardando, le pasará factura al medio ambiente y a nuestras sociedad, si no es que ya estamos en los paguitos.
    Por último, el gobierno ya no debe, ni tiene, porque seguir como tiburones en el agua cuidando el negocio.