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    Julio Vallejo
    La delgada línea entre mi opinión y la tuya

    Los juegos olímpicos de Francia 2024 fueron sin duda alguna, uno de los más polémicos de la historia; después de casi tres semanas de competición, el sudor segregado por los poros de los deportistas fue opacado por los problemas sociales que tiene el mundo ¿Por qué?.

    Las postales del gran río Sena hasta la icónica Torre Eiffel estuvieron acompañadas de la lluvia de críticas que cubrió toda la inauguración; primero, por la supuesta representación de la “última cena” de Leonardo da Vinci efectuada por la DJ y productora francesa Bárbara Butch (icono LGBTQ+), artistas Drag Queens y bailarines, pues los conservadores religiosos y políticos de todo el mundo manifestaron que había sido una escena de burla para el cristianismo y la cultura francesa; no obstante se remitió el hecho al cuadro “El festín de los dioses”, obra del siglo XVII firmada por Jan Harmensz van Biljert; y segundo, durante el protocolo olímpico dentro de la misma inauguración, la bandera emblemática de los juegos olímpicos fue mal colocada e izada al revés.

    Como toda buena fragancia que deja huella por donde camines, los juegos olímpicos de París estaban rociando y dando de qué hablar, conforme iban pasando los días y noches los atletas se inconformaban, empezando por las raciones de comida que eran muy pequeñas al igual que las habitaciones, al grado de captar al nadador Italiano Thomas Ceccon durmiendo en un parque de París como medida ante las deficientes condiciones de la Villa Olímpica.

    En el “ring”, el protagonista fue el mensaje “Angela Carini boxeadora italiana, abandona pelea contra el trans argelino Imane Khelif. La pela solo duró 46 segundos”, difundido más de 38,000 veces “. Los mensajes de las redes sociales empezaban a iluminar más de lo normal a la ciudad de las luces; otro problema social que se manifiesta en Francia, es decir la mala información, el mal uso que le damos a las plataformas digitales donde los medios tradicionales retoman la polémica en referencia al hiperandrogenismo en el deporte, algo que no es nuevo dentro de las competencias internacionales; así como también, no es nuevo el tema de la igualdad entre hombres, mujeres y la integración de LGBT+. Desde lo más alto de la torre Eiffel se siente el vértigo y el odio que se empieza a tener la raza humana entre sí.

    Una de las nuevas tendencias en el mundo como deporte del ser humano por no decirle vicio, se hizo presente en los juegos olímpicos; uno de los jugadores de hockey sobre césped, Thomas Craig de origen Autraliano fue detenido por comprar cocaína en parís a un joven de tan solo 17 años.

    Ante la mala noticia del Australiano, la boca se seca y necesita de algo refrescante. La nadadora Alemana Leonie Beck tenía sed y pensó “ beberé del Sena”, narró su experiencia tras la competición en aguas abiertas en el río, quedó en el lugar nueve así como nueve veces vomitó, después del evento la diarrea que tuvo no se compara con la diarrea de dinero que se tiró para la limpieza y purificación de las aguas del icónico río que atraviesa la ciudad, los 1.500 millones de dólares invertidos dejó ver que la pureza del agua no solo requiere de grandes cantidades ni discursos de las autoridades, si no de más esfuerzo para cuidar el medio ambiente.

    En este sentido, ante un panorama polémico siempre hay algo positivo que se puede rescatar y es que el deporte olímpico nos deja una sola lección; los países pueden tener y generar una cultura de paz y unidad entre la humanidad, aunque solo sea por unos días donde cada selección nacional demuestra sus debilidades y fortalezas, donde queda demostrado que las personas se pueden poner de acuerdo para tomarse una foto como lo hizo el atleta de Corea del Norte y los de Corea del sur donde dejan para la posterioridad una imagen sonriendo por unos instantes. Y por último, el Covid se manifestó como una misión imposible que estará para la posteridad.