Fanny Yépez
La Columna
En la actualidad es habitual leer titulares en prensa y escuchar noticias sobre actos delictivos cometidos por menores de edad, algunas de estas noticias son de gran impacto y graves consecuencias. Los padres y madres de estos/as jóvenes nunca imaginaron que algo así podría haber sucedido. Esto nos hace preguntarnos sobre los factores que han provocado el incremento de la delincuencia juvenil, que ha ido del robo y asalto, al asesinato por encargo.
Consultando a los expertos en la materia, concluimos que los factores que contribuyen como caldo de cultivo a que los niños y jóvenes sean reclutados por el crimen organizado son; el fácil acceso a las drogas, la falta de oportunidades de empleo, salud, educación, espacios para la cultura y el deporte, la desintegración familiar, la falta de atención de los padres, la impunidad, estos elementos entre otros, componen el contexto en el que nace y crece la juventud mexicana.
Este preámbulo viene al caso por la información que circulo a nivel nacional el pasado 7 de agosto, cuando se informó que en dos operativos coordinados por autoridades de Sonora en un inmueble del municipio de Santa Ana, fueron detenidas 19 personas, entre ellas cuatro menores de edad, las cuales aparentemente forman parte de un grupo de la delincuencia organizada,
La reciente detención de siete menores de entre 11 y 13 años, vinculados con actividades delictivas, ha puesto en evidencia una alarmante realidad en Sonora: el creciente involucramiento de niños en el crimen organizado. Las autoridades han alertado sobre el impacto de este fenómeno en la sociedad, señalando la urgencia de implementar medidas para prevenir que más menores sean reclutados por estas organizaciones.
Varios medios de comunicación impresos y digitales titularon sus notas “detienen a niños sicarios” , y de ahí desprendieron varias interrogantes, ¿Dónde están los padres de estos niños? , ¿Se ha descompuesto el tejido social?, ¿La responsabilidad penal debe abarcar a los padres?, entre otras preguntas.
Desde luego que los padres tienen una responsabilidad, porque no tienen la vigilancia que corresponde a un padre de familia, ese es el tema, los niños de 11 y 12 años que están haciendo con los grupos criminales. Los padres deben responder por la conducta de sus hijos.
Un viejo y sabio refrán popular señala “Un árbol se conoce por sus frutos” así es los padres deben redoblar esfuerzos en la crianza de sus hijos, inculcando en ellos principios morales. Que servirán como escudo ante el acoso del crimen organizado.
¿Qué es la delincuencia juvenil?
Se considera delincuencia juvenil, desde el punto de vista jurídico a aquellos jóvenes mayores de 14 años y menores de 18 que desarrollan conductas tipificadas como delitos en el Código Penal.
Estos menores están amparados bajo la Ley de Responsabilidad Penal del Menor 5/2000, que contiene regulaciones y normas específicas para su enjuiciamiento, que obviamente son diferente a los mayores de edad.
La Ley de Responsabilidad Penal del Menor (Ley 5/2000) regula la responsabilidad penal de los menores entre los 14 y los 18 años. Los menores de 14 años no tienen responsabilidad penal, pero sus padres o tutores legales pueden ser multados si cometen un delito. Los mayores de 18 años están sujetos al Código Penal.
La delincuencia juvenil es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública por su progresiva peligrosidad.
Algunos expertos aseguran que esta violencia no es producida por un fenómeno de causalidad sino que se esconden razones culturales, sociales, económicas y políticos.
El proceso globalizador de la delincuencia juvenil, se extiende desde los lugares más industrializados hasta los rincones más pobres del planeta.
Si bien es cierto, este fenómeno es cada vez más característico de las sociedades con alto nivel de prosperidad en el plano económico. Expertos criminológicos señalan el carácter multicausal del fenómeno.
Sin embargo, advierten que estos jóvenes son víctimas de la discriminación social, incapaces de adaptarse al medio social, y por ello escogen el camino de la delincuencia como alternativa de sobrevivencia