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    Bernardo Gutiérrez Parra 

    Desde el Café 

    Un periodista al que admiro y respeto, escribió que la traición de Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo Miguel Yunes Márquez, fue un acto de “audacia” del primero que dejó en ridículo a Cuitláhuac García, Rocío Nahle y a la Fiscal estatal Verónica Hernández Giadáns, que se quedaron con las ganas de encarcelarlos.

    “El martes, Cuitláhuac, Rocío y Verónica ya tuvieron una muestra del alacrán que se echaron encima, de su audacia y habilidad para escalar hasta los más altos niveles aun a costa de su imagen y prestigio (o desprestigio) personal, y su siguiente paso podría ser que le reclamen a Claudia Sheinbaum que a cambio del favor que les hicieron, obliguen a que les abran las puertas de Morena en Veracruz e incluso les den un cargo en la dirigencia estatal, pues amor con amor se paga,” escribió en su columna Prosa Aprisa mi amigo Arturo Reyes Isidoro. 

    En lo personal difiero. 

    En julio Cuitláhuac García recibió la orden de desempolvar las denuncias penales contra los miembros del clan para comenzar a ablandarlos, porque en Palacio Nacional existía la certeza de que el senador electo Miguel Ángel Yunes Márquez, votaría en contra de la reforma judicial. 

    Diligente con su patrón Andrés Manuel, Cuitláhuac ordenó a Hernández Giadáns que apretara a la familia, lo que hizo la Fiscal. Rocío Nahle que fue informada, se mantuvo al margen. 

    Cuando los Yunes se dieron cuenta que las amenazas de Cuitláhuac no eran meros calambres sino que iban en serio, Miguel Ángel hijo voló a Miami a tratarse una antigua dolencia, su hermano Fernando se amparó y el papá de ambos soltó de su ronco pecho: “Esto es claramente una agresión personal, no un acto de justicia. Por eso, en su momento, pasaré las facturas. Lo haré yo, nadie más”.

    Tras culpar a Cuitláhuac, Rocío y Verónica de la persecución contra hijos agregó que vendrían más escándalos pero los dejaría en ridículo: “Esto es una bajeza. Se metieron con los míos. Aunque sea lo último que haga en la vida, se los cobraré a todas y a todos los agresores. No tengan duda. Nada es para siempre, tampoco el poder”.

    Contra lo que pudiera suponerse, Cuitláhuac y Verónica hicieron bien su chamba y los ablandaron. El viernes anterior los Migueles tuvieron una charla con Adán Augusto López que los dobló. Y lo demás es historia. 

    Reyes Isidoro agrega: “Ellos (los Yunes) aplicarían la máxima a mí no me den, pónganme donde hay, como lo hicieron en el PAN cuando Alejandro ‘Pipo’ Vázquez Cuevas les abrió una rendija, ellos se colaron, pronto le quitaron el control del partido y terminaron obligándolo a irse de las filas azules”.

    Ni en sueños ocurrirá eso. 

    Por principio de cuentas, Rocío Nahle (que desde antes del 2 de junio tomó el control del partido), no tiene la inocencia del Pipo, no ha hecho ningún trato con los Yunes y no los dejará entrar a Morena ni aunque le pidan permiso para ir al baño. 

    Los Yunes pactaron con Andrés Manuel, vía Adán Augusto, la desaparición de las denuncias y ordenes de aprehensión que pesan sobre ellos y que les respeten sus propiedades y su cuantiosa fortuna. Es decir, pactaron su libertad e impunidad. ¿Qué más quieren? ¿Seguir conservando su poder? Está en chino. 

    Es bueno reiterar que pactaron con Andrés Manuel, no con Rocío Nahle. 

    Pero al parecer Reyes Isidoro no lo ve así porque dice en su columna: “¿Los Yunes dieron su voto de gratis? ¿Alguien lo cree? Además de pedir que los dejaran de perseguir y borraran las órdenes de aprehensión, deben haber pedido la oportunidad para Yunes Márquez de ser aspirante de Morena a la gubernatura en 2030 y, en lo inmediato, que los dejen imponer candidatos a presidentes municipales bajo los colores y siglas de Morena, además de que les dejen intacto su control político en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Alvarado-Medellín”.

    Jojupa…

    Si le plantean eso a Claudia Sheinbaum, la presidenta se va a aguantar la risa y los mandará con la gobernadora de Veracruz. Y entonces… 

    Como reportero, me gustaría ser testigo de la reunión que sostengan con Rocío, si es que los recibe. Verlos extender su pliego de peticiones sobre el escritorio de la gobernadora y ver la cara que ponen cuando les pregunte: “¿No quieren también unas hermanas?” 

    Por muy audaz (según Arturo), que haya sido su jugada, los Yunes quedaron como traidores. Y los traidores apestan. 

    No dudo que les prometieran las perlas de la Virgen y les cumplieran parte del trato. Pero regalarles el estado como premio a su traición. ¡Por Dios, caray!

    Todavía falta saber cómo se comportará Fernando Yunes (para mi el más inteligente y político de los tres), que como diputado local navegará en un proceloso mar plagado de morenos, rodeado de la desconfianza de sus pares del PAN y bajo la mirada inquisidora de Rocío Nahle que lo tendrá cerca. Tan cerca como la espada que Damocles tuvo sobre su cabeza.

    bernardogup@hotmail.com