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    Agustín Basilio de la Vega
    A quienes nos tocó nacer en los años 60’s, y hacer estudios universitarios en los ochenta y noventa, vivimos en un México de cambios económicos y democráticos. Fue una época de transición que hizo que nuestro país se modernizara y progresara de manera general.
    Un ejemplo fue que la estabilidad macroeconómica permitió a toda la población tener acceso a productos que antes sólo llegaban a México de contrabando. Este último concepto al que también se le denominaba “fayuca” no lo conocieron los jóvenes mexicanos de hoy que compran de manera electrónica y a distancia todo lo que desean y que se produce o vende en cualquier país del mundo.
    También fue notable el destierro del término “sistema” o “Partido de Estado”. Durante 40 años los avances en materia de libertad y democracia lograron que hubiera alternancia en el año 2000 con el triunfo (que se pensaba imposible) de Vicente Fox. Se hizo normal la competencia electoral, el diálogo entre fuerzas diferentes y la imposibilidad de pronosticar quién iba a ganar las próximas elecciones al grado que desapareció el concepto del “destape” que significaba que irremediablemente, el futuro Jefe de Estado, sería el designado por el presidente en turno mediante el llamado “dedazo”.
    Pero con el error del INE, de conceder indebidamente la mayoría calificada en la Cámara de diputados a Morena y sus aliados y el del Tribunal Electoral de no defender el espíritu republicano de Constitución y a las trampas del presidente López para ganar votos en el Senado mediante corrupción, en este septiembre, se ha dado un duro golpe a la autonomía del poder judicial y con ello se deteriora nuestra economía y democracia.
    En el próximo mes de octubre inicia un nuevo gobierno que no podemos anticipar si va realmente a dar continuidad a la destrucción de la economía libre y de la democracia, como las conocemos. La nueva administración tiene el poder suficiente para llevarnos a un precipicio o para enderezar el rumbo y regresar a consolidar la libertad económica y la democracia mexicana.
    Algunos piensan que viviremos un “Maximato” es decir, que López Obrador gobernará manipulando a Claudia Sheinbaum durante los próximos 6 años, pero como la esperanza es lo último que muere, otros pensamos que puede deshacerse de esa mala influencia y en pocos meses empezar a rectificar los errores que han hecho que México se parezca más a un país autoritario como hace más de 50 años en donde una sola persona mandaba.
    Los efectos de los cambios no son inmediatos, generalmente los sufren las generaciones siguientes. A la nuestra nos tocaron buenos tiempos y nuestras vidas productivas se realizaron con vientos de libertad y democracia, a nuestros hijos les están tocando tiempos interesantes. Ojalá nuestros nietos no vivan en días oscuros de dictadura y hambre como ocurre con los cubanos y venezolanos de hoy.
    X @basiliodelvega