Destacado

    José Luis Ortega Vidal

    Claroscuros

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    El arribo de la primera mujer a la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos resulta un hecho histórico de peso político indiscutible de cara al futuro de mediano y largo plazo en el país.
    Claudia Sheinbaum Pardo tiene todos los elementos necesarios para superar lo hecho por los presidentes de los últimos sesenta años; desde Gustavo Díaz Ordaz hasta Andrés Manuel López Obrador.
    Posee una inteligencia particular y lo ha demostrado en la Ciencia y la Política, actividades marcadas por su ambivalencia natural.
    La doctora Sheinbaum cuenta con una formación ideológica de izquierdista, que le viene de familia.
    Nació en un hogar partícipe del Movimiento Estudiantil de 1968, cuyos crimenes de Estado perpetrados por Gustavo Díaz Ordaz, marcaron el devenir de México hacia la democracia.
    No es posible entender la coyuntura política de nuestro país y sus últimos treinta y seis años de democracia incipiente, sin la matanza de Tlatelolco, y la presidenta se nutre de esa raíz.
    Se puede simpatizar o no con la ideología que mueve el pensamiento de Claudia, pero no es posible cuestionar su autenticidad.
    Otro elemento fundamental en su peso político propio, es su honestidad.
    No existen denuncias contra ella en ese rubro y tampoco se ha publicado alguna sospecha sobre posibles acciones o complicidades.
    Carlos Imaz, su ex marido, pasó de la izquierda idealista a la izquierda corrupta, pero no la manchó…
    La integridad de la presidenta remite a Lázaro Cárdenas del Río, para poner un referente firme con fechas específicas y acciones de indiscutible valor estructural de Estado, como la continuidad de la Reforma Agraria y la Expropiación Petrolera.
    Más allá del romanticismo propio del diez de mayo, admiro a las mujeres en tanto mujeres.
    La frase: «No llego sola, llegamos todas», posee un significado profundo
    de cara a la transformación urgente del Estado mexicano.
    Ese cambio incluye justicia para la parte de la dualidad humana sometida culturalmente durante siglos, por el patriarcado a la mexicana.
    «No llego sola, llegamos todas», es un grito de libertad sin hipocresía moral, ni vaguedad intelectual, pues no hay cabida para ambas ante lo que falta por construir: un freno a feminicidios, la apertura total al feminismo histórico, igualdad laboral, reivindicación cultural plena.

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    Claudia Sheinbaum representa una esperanza doble: la primera es propia de todo relevo en el poder, al cerrarse un ciclo e iniciar otro; la segunda, surge de su perfil político y -reitero- de su condición femenina.

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    El Estado es un ente complejo cuyo entendimiento, así sea básico, demanda preparación de alto nivel.
    Resulta un reto muy interesante dar continuidad al quehacer de periodista en la coyuntura histórica que vive México.
    Estamos frente a la apuesta de un nuevo régimen y un nuevo sistema político, cualquier cosa que ambos intentos signifiquen.
    El PRI gobernó setenta y un años continuos; el PAN duró dos sexenios al frente del gobierno; el PRI añadió seis años más a su manejo del poder y MORENA, por lo pronto, ya iguala a la derecha con un sexenio concluido y uno que acaba de ser parido.

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    El discurso de toma de protesta de la presidenta Sheinbaum y sus primeras acciones, serán temas de análisis obligado.

    VARIA

    Dos temas interesantes, a retomar en próximos CLAROSCUROS:

    1.- Las brigadas de salud del doctor Alejandro Rosales en Córdoba; un trabajo noble -sí, siempre- pero de evidente interés preelectoral en el siempre elegante municipio de los treinta Caballeros…

    2.- Expresión Democrática -grupo impulsado por Vicente Luna Hernández- y la posibilidad de conformar un partido político en un Veracruz agitado ya por los comicios locales del 2025…