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    José Luis Ortega Vidal

    Claroscuros

    En la entrega anterior de CLAROSCUROS declaré mi confusión acerca de qué significa el segundo piso de la 4T o Cuarta Transformación, cuya precuela, el primer piso -para ubicarnos en términos narrativos-, se vivió durante el sexenio del ex presidente Andrés Manuel López Obrador y también resulta dudoso…
    El momento estelar de los referidos pisos -la aplicación de la Reforma Judicial- ha iniciado su tercera semana ya con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo al frente.
    En el Senado, el pasado fin de semana se llevó a cabo un sorteo, vía tómbola, de los primeros jueces y magistrados federales a ser despedidos el próximo año y cuyos relevos serán electos el primero de junio del 2025.
    La imagen de un Poder de Estado -uno de los tres con los que cuentan los Estados Unidos Mexicanos para conformar un equilibro constitucional- disminuido al nivel de unas pelotitas que rodaron por el piso de la cámara alta, incrementa mi confusión sobre el propósito de la autodenominada 4T.
    Motivo de sorna del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, el desasosiego pueril de meter y sacar pelotitas rodantes al modo de los niños gritones de la Lotería Nacional, colocó en la Cámara Alta una suerte de fiesta de rancho.
    Tal escenario habría resultado entretenido, a no ser que se montó en la sede de un Poder de Estado, con el propósito de desarmar a otro Poder de Estado.
    Así, entre pelotitas, humor e interpretaciones particulares de la ley, se echó a andar nada menos que una Reforma Constitucional.
    Este capítulo de la Reforma Judicial avanzó mediante una sesión ordinaria con sesenta y ocho legisladores asistentes.
    El quorum se logró apenas con tres votos por arriba de los sesenta y cinco estrictamente necesarios.
    El PRI, incluido su líder nacional Alejandro “Alito” Moreno, sumó once senadores a sus pares morenistas, petistas y pevemistas presentes.
    Panistas y emecistas no acudieron para no avalar una insaculación elaborada contra la ley, adujeron.
    El resultado del sorteo mediante la tómbola judicial, arrojó que 350 magistrados y 361 jueces del Poder Judicial de la Federación serán despedidos.
    Elegir togados para dejarlos sin trabajo fue, básicamente, el tema único resuelto al más puro estilo de una evento popular de esos que el cine mexicano retrató cientos de veces con mariachis, caballos, gallos, cantores empistolados y chinas poblanas coquetas desfilando entre juegos de lotería y tiros al blanco…
    Una crónica de la periodista Surya Palacios, en el periódico digital Alto Nivel, lo narra de este modo:

    “Así, extrayendo pequeñas pelotas de una tómbola, primero se decidió que serían los órganos jurisdiccionales con números nones los sujetos de la rifa, en tanto que enseguida fueron seleccionadas 350 plazas de magistrados y 361 de jueces, cuyos candidatos serán los que se sometan a las urnas.
    Este peculiar procedimiento se fundamentó en el artículo Segundo Transitorio de la reforma, el cual estipula que ‘para el caso de Magistradas y Magistrados de Circuito y Juezas y Jueces de Distrito, la elección será escalonada, renovándose la mitad de los cargos’ en 2025.”

    Ocho juezas se salvaron porque están embarazadas y la ley laboral prohíbe el despido de mujeres en proceso de gestación o en periodo de lactancia; de modo que las tocadas y futuras mamás tendrán trabajo asegurado hasta el 2027, cuando se corra a los impartidores de justicia signados con números pares.
    Añade la nota de Alto Nivel:

    “A pesar de que aún no hay leyes reglamentarias, ni ajustes en la misma Constitución que subsanen los errores y lagunas de la reforma, los senadores de Morena y partidos aliados definieron con esto el destino de 711 juzgadores de todo el país, quienes deberán manifestar si participarán en las elecciones, compitiendo con otros candidatos.
    Si los magistrados y jueces de esos órganos jurisdiccionales declinan someterse al voto popular, no aparecerán en las boletas y tendrán que dejar sus puestos cuando exista un candidato ganador.
    Pero si deciden competir en los comicios, su nombre aparecerá en automático en la boleta, es decir, sin selección previa, ya que los demás aspirantes a togados sí serán elegidos por el Senado, soberanía que será la instancia que al final decida quiénes estarán habilitados para competir en los comicios de jueces y magistrados.”

    Muy completa y específica la nota de la periodista Surya Palacios. La vuelvo a citar:

    «Asimismo, no se contemplaron en el procedimiento de insaculación 144 cargos que actualmente están vacantes, de acuerdo con la información que el Consejo de la Judicatura Federal le envió al Senado.
    Algunas de esas plazas se integraron de manera directa para la elección de 2025, y otras se dejaron para los comicios de juzgadores en 2027, con lo que el Senado hizo una interpretación de lo que dispone la reforma al Poder Judicial.
    Por otro lado, la Cámara alta ya recibió 29 notificaciones de igual número de jueces y magistrados, quienes informaron que no participarán en la elección
    Se prevé que en esta semana el Senado recibirá más avisos de este tipo, pues los cambios constitucionales establecieron que los togados deben manifestar si se someterán al voto popular, antes de que esa soberanía emita la convocatoria para postularse como candidato.
    No obstante, debido a que existen juzgadores que piensan oponerse legalmente a su despido, cabe la posibilidad de que las declinaciones no sean numerosas, pues eso significaría admitir reglas que son consideradas arbitrarias, no proporcionales, y contrarias a los Tratados internacionales de Derechos Humanos de los que México es parte.”

    (2)
    Ante lo ocurrido el fin de semana anterior en el Senado de la República reitero mis dudas sobre lo que significan el primero y segundo piso de la 4T.
    Expreso, además, mi preocupación profunda por los alcances antidemocráticos y vergonzantes, visibles desde un trato a tan bajo nivel institucional de la Reforma Judicial.
    Es políticamente inadmisible el despido de magistrados y jueces federales mediante una tómbola…
    Ni Pedro Infante y Jorge Negrete se atrevieron a tanto…
    A quienes ya lo hicieron, mi punto de vista y el de quienes coincidan conmigo, les vale una pura y dos con sal…
    Exhiben así su concepción de la política y su idea concreta sobre el ejercicio del poder de Estado.
    A pesar de ello y justamente por ese desprecio a lo que significa ser un Senador de la República, dejo aquí mi indignación frente a la descrita muestra de ejercicio rapaz desde el poder político.
    Las consecuencias de este acto pueden resultar graves para el país a largo plazo, porque el cinismo podría convertirse en práctica institucional común.
    El tiempo determinará si la forma y fondo de la Reforma Judicial y su aplicación en la práctica a partir del tombolazo senatorial, ofrecen los resultados deseados de una Justicia pronta, expedita y de alcance para todos en México…
    O si -por lo contrario- se vulgarizan y caen en niveles más graves de la corrupción que hoy padecen.
    Comparto el deseo de que el Poder Judicial mejore, a pesar de mi confusión, mi alarma por lo sucedido en el Senado y mi voto en contra de estas prácticas políticas deleznables.