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    Inocencio Yáñez Vicencio 

    La respuesta de Claudia a las risas que provocó su reforma al Poder Judicial, en la universidad de Harvard, la institución educativa mejor calificada del mundo, sería correcta si la presidenta, salida de unas elecciones simuladas como libres y equitativas, al asumir el cargo, por lo menos se hubiera propuesto actuar para todos y no únicamente darle una vuelta más a la tuerca para que las sinvergüenzadas de su patrón macuspano y su banda queden sin ser perseguidas por la ley, pero no le queda a una persona como Claudia, la desfachatez de decir que quién se ríe del paquete de sus reformas draconianas, se ríe de los mexicanos, porque ella no trabaja para nosotros, trabaja para su progenitor político.

    En mi pasada colaboración hablaba del burro Monreal, hoy veo que no está sólo, por lo que bien podemos hablar de la manada de Morena. 

    La manada de Morena debia saber, bueno si por lo menos supiera las cinco vocales de la Teoría Constitucional, que la Supremacía Constitucional, no es cuestión de rótulos.  Que lo que que Morena está haciendo precisamente ofende la obra de Mariano Otero y Crecencio Rejón, que tanto orgullo nos dieron  y que lo que están labrando hoy los morenistas y sus capos, esta vez, como ya lo expresaron en la universidad más  galardonada y el más reputado garantista, Luigi Ferrajoli, no se recibirán flores sino repudio de la cultura y la academia constitucional. 

    Con estos pasos Morena ha destruido la Supremacía Constitucional:

    1. Colocado en la SCJN personas partidistas que ni siquiera cumplen con el protocolo profesional y algunas ni moral.

    2. Impulsar en el poder judicial, en sustitución de la verdad procesal, la verdad populista. 

    3. Someter a Arturo Saldivar, al grado de cooptarlo para la campaña presidencial. 

    4. Denostar a la SCJN hasta quemar simbólicamente a los ministros que no controlan. 

    5. Ridiculizar a Arturo Zaldívar, logrando que en función haya dicho que procede la revisión constitucional en todas las reformas del poder constituido y fuera del Máximo Tribunal, diga lo contrario.

    6. A través de las reformas constitucionales en materia judicial, ha suprimido la independencia del Poder Judicial. 

    7. La reforma al poder judicial, destruye su naturaleza jurídica, ya que lanza a los pretendientes como jueces, magistrados y ministros a hacer carrera política y comprometer sus juicios con el partido o grupo que los promovió .

    8. Siendo el Poder Judicial, un poder contramayoritario, le anula esa función, al dejar en manos de la mayoría decidir quienes finalmente serán avalados mecánicamente por el voto popular. 

    9. El Consejo disciplinario, será el brazo ejecutor del humor de la mayoría, que decidirá sobre su composición. 

    10. La soberanía expresada en la ley, cederá su lugar a los intereses de la representación, con lo cual se coloca a la representación por encima del demos, dando lugar a la supremacía, no de la voluntad expresada por el constituyente sino de la dictadura.

    11. En adelante no seremos juzgados por un Tribunal imparcial  sino por la venganza mayoritaria.

    12. Las modificaciones anunciadas al amparo, suprimen la defensa del ciudadano frente a los actos de autoridad, lo que vulnera las garantías individuales. 

    Como puede verse. Donde quiera que los poderes constituidos puedan destruir la voluntad del constituyente y se elime del Tribunal Constitucional, su poder de revisión, como acertadamente, lo señala el eminente maestro Pedro de Vega, no hay Supremacía Constitucional  y por lo tanto no hay Estado Constitucional.

    Que quede bien claro.  No sólo son responsables de la destrucción de la división de poderes, como garantía de la libertad, y de las instituciones democráticas, sus autores directos.  También lo son todos los que desde infinidad de lugares y cargos, secundan abierta o calladamente  este proyecto vandálico y golpista, incluida la mediocridad de Nahle y sus secuaces, que pagan porque sus matraqueros nos convenzan que tienen la capacidad para desempeñar las funciones que ya les anunciaron, que de tanto que repiten  sus bufones, hasta los mismos futuros funcionarios  han empezado a dudar de los atributos que cada dia les descubren. El coro de aduladores no podrá  alegar Inocencio de su complicidad, como hoy los sobrevivientes de las masas que eufórica ovacionaron a Hitler, no pueden eludir.  Tal vez el juicio de próximo tribunal morenista, diseñado para taparles sus fechorías no los alcence, pero tengan la seguridad que el juicio de la historia si. Y ese si será inapelable.