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    Agustín Basilio de la Vega

    La temporada de huracanes en el Atlántico de 2024 comenzó el 1 de junio y finalizará el 30 de noviembre, mientras que la temporada de huracanes en el Pacifico inició el 15 de mayo. El Servicio Nacional del Clima (National Weather Service) monitorea los fenómenos atmosféricos de manera muy puntual y permanentemente emite alertas oportunas en sendas páginas de internet www.hurricanes.gov y www.weather.gov/cphc.


    La Comisión Nacional del Agua, hoy con menos presupuesto debido a las afectaciones derivadas de una supuesta austeridad, es la encargada en México de alertar a la población y autoridades ante la presencia de tormentas tropicales o huracanes. Lamentablemente los sistemas de protección civil en los ámbitos federal, estatales y municipales han sido afectados al grado de volverse ineficaces.
    El colmo ha sido la desaparición del fideicomiso para atender los desastres naturales denominado FONDEN que fue creado en 1996 como un programa dentro del Ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación y con capacidad operativa a partir de 1999 con sus primeras reglas de operación para atender las emergencias como la reparación de puentes, carreteras, derrumbes, inundaciones, daños a infraestructura etc.
    México contaba no sólo con instituciones sólidas y personal experimentado, sino que también con los recursos económicos y mecanismos adecuados para atender de manera expedita las afectaciones a la población, sin embargo, el gobierno de AMLO destruyó este instrumento financiero usó para otros fines el fideicomiso del FONDEN dejando desamparado al país entero.
    La principal ventaja de un fideicomiso es que los recursos allí ahorrados sólo podían usarse para el fin que fue creado y que contaba con reglas de operación claras. Gracias a estos recursos, se atendieron en el pasado las emergencias de manera pronta y transparente y la población y las autoridades no dependían de las lentas decisiones de la burocracia gubernamental sino de cuerpos técnicos bien coordinados y entrenados que realizaban antes, durante y después de las emergencias las obras y acciones necesarias.
    Hoy vemos con tristeza que existe un completo desorden administrativo, nadie sabe qué hacer y no hay los recursos para aliviar las necesidades más básicas de la población afectada por la presente temporada de huracanes; la infraestructura no recibe ni siquiera el mantenimiento preventivo y menos las reparaciones necesarias por lo que el estado de Veracruz y el país en general se esta transformado en un territorio ruinoso.
    Ojalá pronto corrijan este grave error y el nuevo gobierno vuelva a establecer un fondo para atender las emergencias y contrate los seguros necesarios para proteger la infraestructura de todos los mexicanos, lo barato sale caro.
    X @basiliodelavegas