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    Julio Vallejo

    La delgada línea entre mi opinión y la tuya
    ¿La acción violenta como resultado “lógico”, la única manera de hacer escuchar su situación?
    Como grano de reloj de arena, caigo en el México prehispánico, etapa donde existieron tres clases de rituales sangrientos relacionados con personas. El sacrificio humano se consideró como una categoría específica llevada a cabo en las épocas de fiesta en un calendario, rituales relacionados a las guerras, tributos a los dioses y ceremonias agrarias.
    El sacrificio era la esencia del rito de expiación donde la muerte del individuo liberaba la energía necesaria para conservar el equilibrio y armonía del cosmos. Los sacrificados podían ser elegidos entre la multitud o se auto proponían.
    Dándole vuelta al reloj, reanudo a desmoronarme aquí en México en pleno siglo XXI, principalmente en el Estado de Veracruz; donde las historias prehispánicas cambian la manera de reflexionar sobre las preguntas y respuestas que le hacemos a los personas ante hechos trágicos que han marcado nuestras vidas; hace menos de un mes, se alarmó la sociedad por dos eventos sangrientos que al final fueron vistos de manera normalizada.
    Primeros días de octubre y sus noches se vistieron con sus mágicas lunas; muy cerca del palacio de gobierno en nuestra hermosa Xalapa, se iluminan los motivos y causas de un presunto homicida que agrede y descuartiza a su víctima (hombre), mientras que en el mágico Orizaba, una mujer es decapitada y mutilada de pies y manos en el baño de su vivienda por un familiar. Por si esto fuera poco, en menos de 48 horas entre un hecho y otro, fueron asesinadas dos mujeres más en diferentes regiones del Estado.
    Anteriormente, estos hechos atroces y deshumanizados se los achacábamos al crimen organizado. Hoy en día, estas conductas podrían ser como lo descifra el doctor en sociología, Nelson Arteaga Botello: «la violencia ha sido interpretada a través de tres grandes modelos. El primero, que tiende a observar la violencia como el resultado de cierta idea de crisis social (económica, política, cultural), que se encuentra ligada a la producción de algún tipo de frustración de los individuos y colectividades. El segundo modelo de interpretación de la violencia, explica a este como un medio útil al que se recurre para hacerse de bienes y servicios de todo tipo y a su vez, cuando son pocas las expectativas de hacerse de éstos por medios no violentos. Finalmente, el tercer modelo explica la violencia por el peso específico que tiene la cultura en la producción de la personalidad individual y colectiva de una sociedad – por ejemplo, personalidades autoritarias, una cultura de violencia, así como violencia cultural-.
    La violencia está alterando la visión del mundo en la actualidad, donde la normalidad de acontecimientos como los descritos, día con día nos llevan a aceptar cambios estructurales y sociales que han existido a lo largo de la historia humana; además, de querer indagar los diversos motivos que condicionan estas conductas, llevándonos a reflexionar qué es lo mágico-religioso, mitológico o las conductas psicológicas aberrantes que llegan a desarrollar los individuos y grupos sociales. ¿Estamos a punto de cambiar de época?