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    Felipe de Jesús Fernández Basilio
    Desde A Janela

    Como en las series, el pasado martes vimos el primer episodio de la segunda temporada de Trump en la presidencia de Estados Unidos y tal y como sucede en ese tipo de producciones, en la primera entrega vimos como no solo ganó el voto electoral, sino que también se llevó el voto electoral por un margen más allá del que se estimaba.

    Muchos dicen que es difícil entender cómo un delincuente, ya convicto, pudo ganar unas elecciones presidenciales con tal holgura; más si vemos el caso mexicano de 2018 nos daremos cuenta que en estos tiempos es muy fácil que alguien que vive al margen de la ley lo haga.

    Al elector de estos tiempos no le importan ni sus libertades ni tampoco sus derechos y lo único que le importan son sus emociones.

    Estamos en la época de las redes sociales y los videos caseros de los influenciadores, quienes apelan más a las emociones que a las razones y por ello cada vez extraña menos que quienes son agresivos, burlones y violentos ganen en las urnas.

    Pero volviendo a Mr. Trump, ya sabemos que ganó y, en consecuencia, también sabemos que va a volver el Estados Unidos aislacionista (el cual tal vez nunca se fue del todo) y que el llamado mundo occidental lo va a padecer más que la vez anterior.

    Así es, es inminente el que viene un Trump más duro, ya que de por sí un presidente norteamericano en un segundo y definitivo periodo es más radical al no depender de una posible reelección y también es muy probable que el sujeto se encuentre muy resentido por su anterior derrota y porque el tiempo no perdona ni física ni mentalmente.

    De esto último aquí en México ya vimos un claro ejemplo de quien perdió las elecciones en 2006 y ni siquiera un triunfo posterior le curó el resentimiento y volvió para arrasar con todas las instituciones.

    Así que a los aliados de la OTAN les espera tener que pagar más para su sostenimiento, a la brava Ucrania sabrá Dios que suerte le depara y el Medio Oriente seguirá como siempre, en guerra.

    Del lado económico se va a radicalizar el proteccionismo y a base de aranceles y disminución de impuestos va a fomentar la relocalización de empresas, pero en los mismos Estados Unidos.

    Y aquí es en donde comienza la cuestión de la próxima relación de México con Estados Unidos, ya que el gobierno mexicano debido a su populismo, no va a ser capaz de competir contra una disminución de impuestos en Estados Unidos; toda vez que no se puede permitir una disminución en la tributación, porque se acabaría el dinero para distribuir en dádivas sociales.

    En eso hay que reconocer que, con todo y sus veleidades, Trump es más listo que el gobierno mexicano; ya que él ofrece cobrar menos impuestos para atraer inversión, empleo y desarrollo mientras que la transformación que no fue ni tampoco será, necesita recaudar más para que el gobierno personalmente entregue unos cuantos pesos sin atraer inversión ni generar empleos.

    También viene el problema de la emigración y las remesas, México va a volver a ser el país que tenga que hospedar a quienes quieran llegar por tierra a Estados Unidos y además recibir a todos aquellos que los norteamericanos devuelvan y las remesas se van a contraer tanto por las deportaciones como por el temor a ellas.

    Y en cuanto a las mafias y a los narco-gobiernos que en México existen, ahí sí vendrá una nueva historia por escribirse, ya que en el primer periodo de Trump no hubo la misma atención que, por lo prometido en su campaña, va a haber en esta ocasión.

    Por último, del gobierno mexicano se espera que se vuelva a “doblar” en todas las exigencias, habrá que ver como resuelve lo del crimen organizado, ya que de lo poco que se ha visto, no hay como la siempre segundona que es Sheinbaum vaya a enfrentar a Trump y la cosa se pone todavía peor si tomamos en cuenta que Ebrard está al frente de las negociaciones con E.U. y aunque dijo que están preparados y que van a capotear el vendaval con inteligencia, ya sabemos en qué consiste eso: doblarse incondicionalmente.

    Así que ya vimos el primer capítulo de la segunda temporada de Trump, vendrá un segundo en la transición y a partir de enero próximo tendremos la temporada completa durante cuatro años en los que esperemos que no nos vaya tan mal.

    Aunque con el gobierno que tenemos, la verdad lo dudo.

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @FelipeFBasilio